A su paso por Filipinas, el tifón Ketsana (que los filipinos llaman Ondoy) ha dejado sin hogar a 600.000 personas y a 1,8 millones en estado de necesidad.
Bienes, vidas y medios de vida han quedado destrozados.
Caritas y la iglesia católica en Filipinas han aportado ya ayuda a los supervivientes, en forma de alimentos y refugio, y se esfuerza por hacer más.
Caritas ha lanzado una llamada de emergencia por valor de 980.216,29 dólares USA (Euros 666.813,80) para aportar alimentos, medicinas, material para refugios y otros artículos de emergencia a 50.000 personas o las más afectadas durante un mes.
La tormenta ha provocado en Metro Manila y otras provincias cercanas las peores inundaciones en más de 42 años; en tan sólo seis horas cayeron en Metro Manila el equivalente a un mes de lluvias.
Han quedado dañados miles de millones de dólares en infraestructuras, propiedades y granjas y cultivos agrícolas, con enormes extensiones inundadas por el agua, tanto en la capital como en muchas provincias.
Caritas va a trabajar en cinco de las zonas más devastadas, que sufrieron enormes daños y en las que muchas personas se vieron obligadas a huir de sus hogares. Las inundaciones alcanzaron los tejados de las casas, y los deslizamientos de tierra se cobraron aún más vidas. Estas zonas son Rizal, Bulacan, Pampanga, Laguna y Cavite.
Caritas trabajará a través de su red de acción social, operativa a nivel de base, ayudando a unas 15.000 personas que se encuentran en centros para evacuados.
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