Primeras señales de reconstrucción en Haití

Builders setting up the first temporary shelters in Haïti in Haute Lompré, a small community nearby Léogàne. Credits: MathildeMagnier/Caritas

Builders setting up the first temporary shelters in Haïti in Haute Lompré, a small community nearby Léogàne.
Credits: MathildeMagnier/Caritas

de Mathilde Magnier

Mientras el reasentamiento de centenares de miles de damnificados en Puerto Príncipe se convierte en un reto incluso mayor, ante la inminencia de la temporada de lluvias, Caritas empieza a instalar alojamientos provisionales en las zonas rurales.

Bolívar Tasic está descansando. El sol abrasador de mediodía la está agotando. Sentada en la sombra del único árbol de su pequeña parcela, ella observa con curiosidad a los ingenieros que llevan toda la mañana trabajando para terminar su casa: “Es estupendo, tener por fin un sitio para guardar mis pertenencias y las de mis hijos”, dice Bolívar, señalando algunos utensilios de cocina posados ordenadamente entre los escombros.

Como la mayoría de los habitantes de la pequeña localidad rural de Haute Lompré, ubicada en las alturas de Léogàne, al oeste de Puerto Príncipe, Bolívar se ha visto seriamente afectada por el terremoto de Haití, del pasado 12 de enero. Su pequeña casa, con la diminuta parcela en la que ella y su marido solían cultivar tapioca, guisantes y maíz, quedó completamente destruida. Todo lo que quedó es un montón de escombros y tierra. Sin embargo, su futuro parece un poco menos incierto desde que el personal de Caritas empezó a construir viviendas semi-provisionales en la zona.

En pocas semanas, se han montado en los alrededores más de un centenar de estas pequeñas estructuras de madera de pino y con techo de hierro, las primeras de los 160.000 alojamientos temporales que la comunidad internacional ha previsto construir para alojar a los centenares de miles de damnificados por el temblor de tierra. Pronto Caritas tendrá que instalar otras 2000, entre Léogàne y Petit Goave. «Tenemos que terminar rápidamente, porque con la llegada de la temporada de lluvias y huracanes, la situación será más complicada», explica Stephen Adams, coordinador del proyecto de Caritas.

Mientras la cuestión del reasentamiento de los damnificados del seísmo es cada vez más problemática en Haití, la prioridad es aminar a las comunidades rurales a quedarse en su tierra. Como los demás beneficiarios del programa, Bolívar es propietaria de su pequeñas parcela. Un hecho raro en Haití pero «imprescindible para este proyecto», explica Stephen Adams. «Es necesario que la gente se quede donde vive. Así podemos proceder de manera más completa, coordinada y duradera, facilitando a la población los medios para que una solución provisional se convierta en permanente. Con nuestra ayuda, disponen de un techo, así como de las herramientas necesarias para cultivar sus tierras», indica siempre Stephen Adams.

En Haute Lompré, la iniciativa se recibe con entusiasmo y alivio, aunque también con un poco de ansiedad, al mirar esas casitas sin paredes, ni tabiques de separación, sólo recubiertas con lonas. « Las lonas están bien por ahora, ¡pero no nos podrán proteger siempre!» dice Jean Edouard Williams. « ¿Qué haremos cuando las lona se rompan? No tenemos medios para sustituirlas» sigue diciendo ‘Cazec’, el jefe de la pequeña comunidad de Haute Lompré, que todavía no se convence con la respuesta de los jóvenes ingenieros de Caritas: «Les ayudamos a responder a las necesidades más urgentes. Pero en general, esta casa es suya y usted tendrá que reflexionar sobre lo que quiere hacer en ella, cómo la puede transformar y el tipo de paredes que quiere construir».

«Es necesario responsabilizar a la gente», observa Jip, uno de los arquitectos que se han unido recientemente a al proyecto. El objetivo a corto plazo es animar a los habitantes de estas comunidades rurales, con frecuencia demasiado alejadas unas de otras, a participar en los problemas de la comunidad, a unirse, invitándoles a trabajar y tomar decisiones juntas, según los objetivos y necesidades establecidos por todos.

Si las cosas proceden poco a poco en la región de Léogàne, la situación sigue siendo terriblemente complicada en los alrededores de Puerto Príncipe. A pesar del incesante trabajo de de desescombro, sigue habiendo ruinas de edificios por las calles de la ciudad y eso retrasa mucho la reconstrucción. Los campamentos están tan superpoblados y es imposible instalar allí viviendas provisionales. Sin hablar del oscuro problema del acceso a la propiedad, que empeora todavía más la situación. Hasta la fecha, sólo se han podido construir pocos centenares de alojamientos semi-provisonales en la capital.

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