Crisis de hambre en el sur de Madagascar

Por Nancy McNally, Catholic Relief Services

Madagascar es conocido por sus lémures, las encantadoras criaturas parecidas a los monos únicas de esta nación isleña. Sin embargo, hay una región en el sur de Madagascar en donde no quedan lémures. De hecho, no se puede hablar de mucha vida silvestre. Es un lugar en donde la gente ya no puede encontrar comida.

“Todo lo que hemos comido en los últimos 4 años es tuna roja, el fruto del cactus”, dice el Jefe de la comunidad, Voasaotsy, que vive en Anjampaly, una aldea remota en una de las áreas más afectadas. Dice que en todo ese tiempo no ha llovido una gota.

Más de la mitad de la gente no tiene suficiente qué comer en las aldeas esparcidas por las áreas remotas de Androy, Anosy y Atsimo-Andrefana, tres regiones del sur de Madagascar. Cinco años de malas cosechas marcan lo que es ahora la peor sequía del país en 35 años, la cual ha sido magnificada por los efectos de los trastornos climáticos del fenómeno El Niño.

frutas de cactus

Las personas sólo pueden comer frutas de cactus. Foto por Nancy McNally / CRS

En un país en donde más del 90 por ciento de la población vive con menos de 2US$ al día, la sequía es especialmente peligrosa. De acuerdo a la ONU, la sequía ha afectado a 1,4 millones de personas y unas 850.000 necesitan ayuda humanitaria de inmediato. Sin ayuda, advierte la ONU, la situación podría deteriorarse y convertirse en hambruna. Esto significaría altas tasas de enfermedad y muerte entre grupos vulnerables, incluyendo mujeres embarazadas y niños pequeños, que rara vez tienen suficiente que comer, incluso cuando llueve.

El Jefe Voasaotsy dice que todo mundo en su aldea está sufriendo y cuando la gente empezó a morir no estaban preparados. Entre tanta hambre era difícil diferenciar entre quién estaba hambriento y quién estaba al borde de la muerte.

“Empezamos a escuchar que la gente estaba muriendo en Anjampaly en enero”, dice la hermana Josiane Manjakaray de la Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, que ha trabajado en el sur de Madagascar durante décadas. “Así que decidimos ir a ver qué estaba sucediendo para ver con nuestros propios ojos si era cierto”.

Llevaron agua potable y ollas de fréjoles y arroz. En la aldea descubrieron que la gente se estaba consumiendo. Cuando midieron los antebrazos de los niños para ver si el nivel de desnutrición, descubrieron que muchos ya estaban en etapas avanzadas.

Las hermanas llevaron a 11 niños severamente desnutridos a su clínica en Tsihombe, el pueblo más cercano, en donde los cuidaron. En los meses siguientes, las hermanas se ocuparon de más de 100 niños y sus madres, todos sufriendo de desnutrición aguda.

“Los conductores de las camionetas que hacen de taxis se apiadaron de los hambrientos y los trajeron al pueblo gratuitamente”, dijo la Hermana Josiane refiriéndose a los grandes autobuses públicos que navegan por las casi inexistentes carreteras del sur.

Para satisfacer la demanda de ayuda, las hermanas buscaron apoyo de una de las organizaciones miembros de Caritas en Estados Unidos, Catholic Relief Services (CRS). En marzo ya estaban trabajando juntos en aldeas de la región.

Las hermanas también están distribuyendo alimentos en una red de cafeterías al aire libre conocidas como “comedores aldeanos”. Sabiendo que la gente casi no tiene acceso a agua para cocinar y ha vendido sus ollas y cucharas para comprar comida, las hermanas suministran los necesario para cocinar y ayudar a preparar comidas.

No obstante, tienen que racionar la comida porque no hay suficiente para todos. La hermana Josiane dice que los comedores aldeanos tienen que ser administrados para asegurar que nadie se quede sin recibir ayuda. Sin embargo, otras aldeas les están pidiendo ayuda a las hermanas y no les pueden brindar apoyo a todas.

“Nadie más escucha a los pobres”, dice. “Pero los escuchamos y necesitan nuestra ayuda”.

Además de alimentos, CRS y Caritas están distribuyendo semillas en el sur de Madagascar para que los agricultores estén preparados para la época de siembra, que debería empezar ahora, aunque las lluvias están tardando en llegar. También están organizando ferias de semillas en las que los agricultores reciben cupones para escoger entre una variedad de semillas resistentes a la sequía. De lo contrario no tendrán semillas que sembrar, ya que debido a las sucesivas cosechas fracasadas no han tenido semillas para el futuro.

CRS y Caritas están reparando pozos y promoviendo la siembra de diferentes vegetales para complementar los granos básicos como el maíz. La labor incluye introducir ganado resistente a la sequía y utilizar productos lácteos en su dieta o venderlos para obtener ingresos.

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