Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, destacamos cómo han respondido los trabajadores de Caritas a la crisis de refugiados en Europa

Las estadísticas, lamentablemente, son familiares. La guerra en Siria ha provocado un éxodo masivo del país de casi cinco millones de personas. Otras guerras y la pobreza en Oriente Próximo, África y Asia se añaden a esta emergencia humanitaria. Aunque el número de personas que cruzan el mar para llegar a Europa ha bajado desde que alcanzara su pico más alto, 1,2 millones, en 2015 el número sigue siendo elevado: a mediados de agosto de este año ya son 119 000. Es obvio que la crisis continúa, pero su naturaleza cambiante requiere una respuesta en constante evolución.

Desde el mismo inicio de la crisis, en el verano de 2015, los trabajadores y los voluntarios de Caritas sobre el terreno se pusieron en acción por las rutas de tránsito europeas del sureste, así como en los países de destino, ayudando a los refugiados y a los migrantes a cubrir sus necesidades más inmediatas. En Grecia, Croacia, Serbia y Macedonia, personas agotadas encontraron alimentos, ropa limpia y ayuda administrativa. Encontraron, sobre todo, calor humano.

Caritas increases the number of chemical toilets, and its distribution of aid such as clothes, shoes and nappies.

En Idomeni, Cáritas aumenta el número de sanitarios químicos, y su distribución de ayuda como alimentos, ropa, zapatos y pañales, Foto de Sieger / Caritas Austria

“Como equipo, nos sentimos orgullosos al recordar las innumerables sonrisas y transformaciones que se han producido dentro de nuestras paredes”, dice Chloe Tsernovitch, trabajadora sobre el terreno en un refugio de protección de Caritas en la pequeña isla de Lesbos. Chloe puede enumerar fácilmente los datos estadísticos de las 8 500 personas que han estado en el refugio hasta la fecha, pero para ella el mayor de los logros se expresa en términos humanos:

“El mayor índice de éxito ha sido permanecer en contacto con familias que hace tiempo entraron por nuestras puertas y oír cómo recuerdan el haber sido acogidas con respeto y haberse sentido seguras durante uno de los momentos más vulnerables de sus vidas”.

A través de estos estrechos vínculos personales, los trabajadores de Caritas pueden escuchar atentamente las necesidades de los refugiados y adaptar sus proyectos en consecuencia, algo por lo que han sido elogiados por los gobiernos y los organismos internacionales. De hecho, Caritas ha resultado ser una de las principales ONG durante la crisis.

“Queremos devolverles a las personas el control sobre sus vidas.”

En Lesbos, Chloe y el equipo de Caritas vieron que había personas extremadamente vulnerables que necesitaban cuidados adicionales y no podían vivir en las duras condiciones del campamento. Así pues, crearon un refugio de protección en el edificio de un hotel, con comida caliente, apoyo psicológico, asistencia médica y jurídica y juegos creativos para los niños. Con el paso del tiempo, centros como este que solían alojar a refugiados y migrantes durante solamente uno o dos días se han convertido ahora en lugares de estancia prolongada para apoyar a las personas mientras solicitan el establecimiento permanente en nuevos países.

“Queremos devolverles a las personas el control sobre sus vidas”, dice Chloe. “Creo que este proyecto ha sido un gran éxito y estoy muy orgullosa de haber formado parte de él y haber visto cómo podemos cambiarlo y adaptarlo según las diferentes necesidades de la población”.

También en Atenas el equipo de Caritas ha realizado muchas modificaciones, haciendo que su labor de emergencia se centre en crear sistemas que puedan cubrir las necesidades a largo plazo, ahora que las fronteras europeas están cerradas y los refugiados no pueden transitar y avanzar en sus viajes si no tienen papeles. La necesidad de conseguirles alojamiento digno mientras esperan asilo ha aumentado, antes había solo un edificio renovado en la ciudad y ahora hay 14 refugios en los que las familias viven en habitaciones limpias con cocina compartida y pueden beneficiarse de una variedad de servicios y de actividades educativas.

“Lo más importante es acoger a estas personas, porque lo han perdido todo”, explica Nikos Voutsinos, Presidente de Caritas Atenas. “Aquí encuentran un entormo acogedor, alguien que los asesore, alguien que los cuide si caen enfermos”.

Uno de los refugios aloja a 120 yazidíes kurdos, ninguno de ellos sabe leer ni escribir. Su necesidad de recibir orientación mientras se preparan para una nueva vida en Europa es muy grande por lo que la confianza es esencial, especialmente dada la persecución y la discriminación que han sufrido. Una familia describe la confianza que deposita en su trabajador social, Babis Papagiannopolous, diciendo sencillamente: “siempre está a nuestro lado”.

Por su parte, Babis está contento de ver la gran diferencia que está suponiendo el refugio. “Dicen que se sienten cómodos aquí – se sienten como si estuvieran en casa. Lo único que quieren es seguridad”.

Los equipos de Caritas que, desde hace más de dos años ahora, se ocupan de la crisis de refugiados en Europa están continuamente innovando. Por ejemplo, en dos campamentos serbios el personal de Caritas ha hecho que 20 mujeres vulnerables, algunas de ellas víctimas de la violencia, sean empleadas en una empresa de catering para ofrecer diariamente comidas calientes a 1200 refugiados y migrantes. Esto es un apoyo para la comunidad local y para el bienestar de los recién llegados. “Mi relación con los refugiados es como la que tengo con mi gente”, dice la panadera Natasja Stojanovich, “somos como una familia”.

“Caritas nos está ayudando a no tener pensamientos negativos.”

De vuelta en Lesbos, el equipo de Caritas observó que aunque varias agencias estaban centrándose en los grupos vulnerables, tales como los niños no acompañados, nadie estaba realmente ayudando a los hombres, muchos de los cuales estaban profundamente traumatizados. “Algunos hombres nos han contado que, como no tienen nada que hacer, siguen pensando una y otra vez en lo que ha ocurrido en sus países”, explica la trabajadora social Eirini. Tras consultar a los refugiados, el equipo creó un centro comunitario en el que los hombres pudieran reunirse, jugar al ajedrez o al fútbol, conversar sobre ciertos temas y estudiar.

Aunque parece simple, los beneficios psicológicos de tener un espacio para compartir problemas o simplemente para relajarse un rato son intensos. Como decía uno de los hombres: “Caritas nos está ayudando a no tener pensamientos negativos y estar ocupados”. Participar en actividades útiles también ha hecho que se reduzcan las disputas entre personas de nacionalidades diferentes. “Se les van los problemas de la cabeza, se sienten menos deprimidos y pueden expresar sus necesidades con los amigos que hacen en el centro”, dice Eirini, Al equipo le gusta tanto la idea que propone que sea un modelo a copiar en todas partes.

Los proyectos como este, llevado a cabo por trabajadores y voluntarios de Caritas, muestran que, sobre todo, encontrar la cordialidad y la amistad es el primer paso para que las personas que han perdido tanto recuperen algo de normalidad. Esto es lo que caracteriza el enfoque de Caritas.

Y no son solo los refugiados quienes se benefician. Nikos Voutsinos, de Caritas Atenas, cuenta cómo ha cambiado su propia vida: “Antes trabajaba muchas horas como ejecutivo. Confieso que el presupuesto de todo el proyecto cuando empecé a trabajar aquí era mi sueldo anual…” Se detiene, emocionado; “estaba mimado”, dice con humildad. “Si conseguimos dejar a un lado el egoismo y el egocentrismo y nos centramos en amar y servir a los demás, como dice el Papa, entonces la vida será mejor para todos”.

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