El 1° de septiembre, al celebrar la Jornada Mundial de oración por el cuidado de la Creación, iniciamos el Tiempo para la Creación que se extiende hasta el 4 de octubre, fiesta de San Francisco de Asís.
Inundaciones en Bosnia en 2014. Crédito: Caritas Italia
Refrendamos así el espíritu de comunión como familia que comparte los bienes en el hogar común que Dios, en su inmenso amor, ha creado. Es una fecha con amplia dimensión ecuménica, por el encuentro con la Iglesia Ortodoxa, la valoración del aporte del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) respecto a la ecojusticia y la adhesión al compromiso que plantea la Encíclica Laudato Si´. Un día para “caminar cantando” ¡Alabado Seas! en polifonía con todos los seres de la Creación, de la cual hacemos parte “todos los hombres” y “todo el hombre”.
Puesto que “no hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental” (LS 139), “un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres” (LS 49).
La transformación de la cultura del cuidado
Orar por la Creación tiene hondas implicaciones para transformar la cultura del descarte en una cultura del cuidado. De este modo, la lucha contra el cambio climático exige un radical cambio humano.
A su vez, el cambio humano debe verse reflejado en cambio de hábitos, uno de ellos concerniente al ciclo de alimentación. Al revisar paso a paso la economía de extracción, industrialización, comercialización, consumo y descarte, encontramos muchos factores que inciden en el cambio climático con escandaloso poderío. Por ejemplo, el alto porcentaje de desperdicio de alimentos, la especulación y acaparamientos de los mismos, el uso incontrolado de agroquímicos, la irresponsabilidad en el manejo de organismos genéticamente modificados, así como el uso de territorios con vocación agrícola para actividades extractivas, son algunos de los problemas en los que se requiere un diálogo transparente entre fe, política y economía en busca de la plenitud humana.
Orar por el cuidado de la Creación implica un actuar interdisciplinario para sanar los síntomas y causas del clamor de la Madre Tierra y sus hijos más frágiles y vulnerables. En este sentido, a pocos meses de celebrar la primera Jornada Mundial de los Pobres, el próximo 19 de noviembre, la Palabra de Dios nos interpela “No amemos de palabra sino con obras”. (1 Jn 3,18). Se traza un itinerario que conecta el Tiempo de la Creación con la misión de servicio que la etapa final del año litúrgico nos plantea. El hilo conductor es la necesidad de una conversión ecológica integral. “Los Obispos australianos supieron expresar la conversión en términos de reconciliación con la creación «Para realizar esta reconciliación debemos examinar nuestras vidas y reconocer de qué modo ofendemos a la creación de Dios con nuestras acciones y nuestra incapacidad de actuar. Debemos hacer la experiencia de una conversión, de un cambio del corazón»” (LS 218)
San Juan Pablo II ya decía a comienzos de su pontificado: « Contra el hambre cambia la vida » es el lema surgido en ambientes eclesiales, que indica a los pueblos ricos el camino para convertirse en hermanos de los pobres; es necesario volver a una vida más austera que favorezca un nuevo modelo de desarrollo, atento a los valores éticos y religiosos.” (RM 59). Además, si «los desiertos exteriores se multiplican en el mundo” es “porque se han extendido los desiertos interiores» (Benedicto XVI). “En consecuencia la crisis ecológica es un llamado a una profunda conversión interior”. (LS 217)
Oración. Conversión. Acción. Creación.
Son palabras claves animan esta Jornada e iluminan esta temporada tan especial. Para Caritas, desde su identidad eclesial y la novedad de su servicio en el contexto del mundo actual, no es tan solo un evento más en el calendario, sino un llamado a vivir intensamente el amor hecho servicio con la mirada de la ecología integral, que no es otra cosa que la mirada enamorada de Jesús.