Las personas quedan atrapadas en las manos de los traficantes de diferentes formas. A veces, son secuestradas, aunque la mayoría de ellas son captadas con falsas ofertas de empleo. Los traficantes persuaden a las personas para hacerlas emigrar voluntariamente y las atraen con falsas promesas de empleos bien remunerados, en países extranjeros, como empleados domésticos, modelos, bailarinas, au-pairs, prostitutas, etc. Con frecuencia, las bandas criminales usan las bases de datos de las agencias matrimoniales y combinan encuentros para encontrar a sus víctimas. Sin embargo, las formas de captación cambian continuamente. Mientras en el pasado, el proceso de captación era facilitado por anuncios de periódicos y agencias anónimas, hoy en día el primer contacto es más bien a través de conocidos, amigos e incluso parientes, que hacen referencia a otras personas. Con frecuencia, los traficantes se acercan a la gente directamente con la oferta de un trabajo lucrativo u otras oportunidades, en diferentes países. Tras facilitar transporte y documentación falsa (pasaporte, visado, contrato de trabajo, etc.) hacen pagar cifras exorbitantes por esos servicios, así como por el empleo, alojamiento, comida, ropa, con el fin de crear el vínculo de deuda muy difícil de saldar. En la actualidad, los traficantes intentan usar las amenazas y la desmoralización psicológica, en lugar de la fuerza física, para controlar a sus víctimas.

La trata se han consolidado como un negocio muy lucrativos, muy semejante a la venta ilegal de armas y el narcotráfico. Se cree que genera miles de millones de dólares al año, a las organizaciones criminales que trabajan en redes de todo el mundo. La trata puede suceder también en redes más pequeñas y descentralizadas, que se especializan en captar, transportar y facilitar refugio a las víctimas. También se sabe que trata puede tener lugar en pequeños grupos criminales familiares, que controlan toda la operación. Hay también personas que trabajan individualmente y que llevan a cabo la trata para beneficiarse personalmente. Todos ellos pueden ver facilitado su trabajo a través de otros ‘beneficiarios’ indirectos, como un agencia de publicidad, de distribución, compañías de venta al detalle o consumidores.

La trata no es sólo un problema transnacional. En algunos países, también se ha incrementado el número de personas víctimas de la trata dentro de las propias fronteras.

La trata de personas ha sido condenada por muchos líderes religiosos. En ocasión de la Conferencia Internacional sobre la Esclavitud del Siglo XXI, Juan Pablo II dijo: “La trata de personas constituye un ultraje vergonzoso a la dignidad humana y una grave violación de los derechos humanos fundamentales (…) ‘y son totalmente contrarios al honor debido al Creador’ (Gaudium et spes, 27)”.