Anna Van Rooyen was appointed head of Catholic Relief Services (a US member of Caritas Internationalis) for emergency health response following the January 2010 Haiti earthquake.

Credits: Lane Hartill/CRS

Anna Van Rooyen fue nombrada Directora de Catholic Relief Services (miembro estadounidense de Caritas Internationalis) para la respuesta médica de emergencia, luego del terremoto de enero de 2010 en Haití.

El día que el terremoto sacudió a Haití, quedé atrapada en mi oficina en Puerto Príncipe. Mis colegas no sabían si sus familias y amigos estaban vivos o muertos. Ninguno de nosotros estaba preparado y todos estábamos en estado de shock. ¿Cómo se puede preparar uno para ver a miles de personas muertas o gravemente heridas?

Con tantos edificios derribados e inestables, yo paré durmiendo en un jardín, no lejos de la oficina. No había agua ni electricidad y las comunicaciones estaban interrumpidas. Esto significaba que para poder corroborar información o hablar con alguien uno tenía que ir en coche y buscarlo en la ciudad. Esto no era fácil porque los escombros bloqueaban las calles y carreteras, pero era la única forma de verificar quiénes habían sobrevivido y qué edificios seguían siendo aptos para trabajar.

Los empleados que sobrevivieron el terremoto fueron enviados al extranjero para evitarles más traumas. Yo me fui como cuatro días a la República Dominicana para tomar un pequeño descanso después del desastre, pero a fin de cuentas quería estar con mi equipo, de vuelta en Puerto Príncipe.

A pesar de la incertidumbre y de enormes dificultades, Catholic Relief Services, junto con Caritas Haití y otras organizaciones miembros de Caritas, empezaron a trabajar de inmediato. A mí se me asignó la tarea de poner en marcha y dirigir la respuesta médica de emergencia.

En pocos días teníamos un equipo de más de 100 voluntarios y profesionales de la salud que querían ayudarnos. Asimismo, contamos con el apoyo de cientos de voluntarios médicos internacionales. Era fabuloso como todo mundo - nativos y extranjeros, jóvenes y viejos - se unían al equipo médico y hacían una contribución increíble. Había un espíritu de equipo fantástico - nunca nadie se quejó.

Rápidamente analizamos la situación y montamos clínicas para brindar asistencia médica en diez campamentos. También iniciamos cuidados secundarios en ocho hospitales católicos y confesionales en el país. Parte de nuestra estrategia era también diseminar mensajes de salud pública para hacer conciencia en la gente sobre cuestiones de salud.

El 80 por ciento del hospital François de Sales, en Puerto Príncipe, fue destruido por el terremoto. Yo fui la primera persona de fuera que llegó allí. El hospital estaba cerrado y los pacientes que habían sobrevivido estaban acostados en el suelo, en el estacionamiento. No tenían comida ni agua, no tenían nada.

De muchas de las cosas que vi en el hospital no puedo ni hablar. Es el tipo de cosas que le hacen a uno cubrirle los ojos a sus hijos. Yo quería cubrirme los míos.

El director médico del hospital me pidió apoyo para evacuar a los pacientes que habían sobrevivido. Un ex-colega de la Organización Mundial de la Salud me acababa de informar que sólo teníamos dos salas de operaciones en la capital. Todos los hospitales estaban abarrotados de sobrevivientes del terremoto. En ese instante tomamos la decisión de reabrir François de Sales. En menos de 48 horas estábamos llevando a cabo operaciones.

Una de las cosas que siguió siendo un desafío en esas primeras semanas fue la gran cantidad de aviones de carga y camiones que transportaban suministros que necesitaban ser coordinados, almacenados y distribuidos. Al final, tuvimos un equipo de bodega de farmacia integrado por más de 15 personas sólo para coordinar esto, sin contar los equipos que se encargaban de alimentos y otros artículos.

Desde el terremoto de 2010, mi cartera se ha quintuplicado. Algunos dicen que yo realmente sé cómo hacer muchas cosas a la vez, y el terremoto en Haití realmente puso a prueba esa habilidad. Basados en una estrategia para fortalecer la red religiosa, estamos trabajando arduamente para lograr una mejora global en el acceso de los haitianos a la atención médica. Pero esto va a tomar tiempo.