Caritas Internationalis conmemoró su 60ª aniversario en 2011. Con oficinas en más de 160 países proporcionando ayuda humanitaria, desarrollo humano integral y construcción de la paz, Caritas está al centro de la misión de la Iglesia, una muestra del amor de Dios por la humanidad en Jesucristo.

Durante las últimas seis décadas, el mundo ha sido testigo de cambios increíbles. El comunismo cayó y las computadoras han transformado la forma en que trabajamos y vivimos. En muchos países, la pobreza abyecta se ha convertido en prosperidad. El hambre y la pobreza se han reducido mucho.

Sin embargo, esta prosperidad no ha sido distribuida de forma equitativa. En un mundo en donde hay suficiente que comer, hay niños que siguen muriendo de hambre. Actualmente hay 1.210 multimillonarios. Sin embargo, los miles de millones que se encuentran abajo viven sin tener acceso adecuado a atención médica y educación.

Muchos países siguen batallando la pobreza y la injusticia. Mas Caritas es una fuerza constante que invierte su tiempo y sus recursos para crear "una familia humana, pobreza cero".

La primera organización Caritas nacional fue fundada en Alemania en 1897 y le siguieron rápidamente las de Suiza y Austria. La Primera Guerra Mundial mostró que los organismos católicos debían cooperar más a nivel internacional, y el impacto adicional de la II Guerra Mundial sembró las semillas de lo que se convertiría en Caritas Internationalis. Ciudades habían sido destruidas, países habían sido destrozados y los refugiados deambulaban por el mundo en busca de un hogar. La respuesta de la Iglesia a esto fue Caritas Internationalis: amor entre fronteras.

La confederación Caritas congregó a organizaciones Caritas nacionales para compartir sus conocimientos y experiencia, y apoyarse mutuamente en tiempos de desastre y en la respuesta a la pobreza.

Mons. Georg Hüssler, dos veces presidente de Caritas Internationalis en los '70 y los '80, dijo: "La idea era estructurar las actividades sociales de la Iglesia en todos los países para luego crear una Caritas nacional y que la misma se uniera a Caritas Internationalis. De esta forma, Caritas Internationalis se convirtió en organización muy federativa que abarca todo el mundo".

Cuando nació, en 1951, la confederación tenía únicamente 13 organizaciones miembros. Éstas fueron inspiradas por el entonces Secretario Sustituto de Estado de la Santa Sede, Mons. Giovanni Battista Montini, quien en 1963 se convertiría en el Papa Pablo VI.

En su encíclica de 1967, Populorum Progressio (29), el Papa Pablo VI dijo: "Hay que darse prisa. Muchos hombres sufren y aumenta la distancia que separa el progreso de los unos, del estancamiento y aún retroceso de los otros".

Más de 40 años después, esto sigue siendo tan cierto como nunca. Esto significa que Caritas no puede descansar. La confederación debe trabajar más arduamente y con más perseverancia. Sin embargo, más desafíos, como el cambio climático, están apareciendo en el horizonte y revirtiendo los logros que hemos alcanzado.

El corazón de nuestro amor entre fronteras está en aquellas personas alrededor del mundo que buscan ayudar a sus hermanos y hermanas. Los empleados de Caritas a menudo pertenecen a las comunidades en las que trabajan. Entienden su lenguaje, su cultura y sus necesidades. Ayudan a la gente independientemente de credo, raza o afiliación política.

En la encíclica Deus Caritas Est (28), el Papa Benedicto XVI dijo: "La Iglesia es una de estas fuerzas vivas: en ella late el dinamismo del amor suscitado por el Espíritu de Cristo. Este amor no brinda a los hombres sólo ayuda material, sino también sosiego y cuidado del alma, un ayuda con frecuencia más necesaria que el sustento material".

Esta fuerza viva de amor alimenta a los empleados de Caritas en todo el mundo. Cada día ellos se la transfieren a la gente a quien ayudan. Mas el amor no sólo se da, también se recibe. Se recibe muchas veces, de muchas formas, de millones de personas a quienes Caritas ha ayudado; en los más pequeños gestos de generosidad.

Los empleados de Caritas se fortalecen y se inspiran en las profundas raíces de la confederación. Caritas vive el Evangelio como su norte: "Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver”. Mateo 25: 35-37

En 1984, cuando cientos de miles de personas estaban muriendo en la hambruna en Etiopía, la Hna. Maura O'Donohue estuvo allí, apoyando a una organización miembro de Caritas. Ella visitó familias en las cuales los escuálidos niños se encontraban a las puertas de la muerte y los angustiados padres no podían hacer nada más que mirar. Una tarde, un hombre cuya casa ella había visitado por la mañana para hacer una evaluación de alimentos vino a buscarla. "Cuando usted visitó nuestra casa no teníamos nada que ofrecerle. Pero desde que se fue, nuestra gallina puso este huevo", dijo. "Queremos dárselo. Gracias por visitarnos esta mañana".

Caritas tiene ahora más de un millón de empleados y voluntarios que responden al llamado para ayudar a los pobres para que puedan transformar su propia vida. Nuestra labor puede asumir la forma más humilde, como un trabajador comunitario dándole frijoles y avena a una mujer en África que no sabe qué hacer para alimentar a sus hijos. O podemos utilizar el poder de nuestra confederación para llevar el mensaje de los pobres a la arena mundial, a la ONU, o a los líderes más influyentes del mundo.

Los héroes y las heroínas permanecen vivos por generaciones en las historias, historias que son parte de los recuerdos de las sociedades. La visión de los fundadores de Caritas Internationalis sigue presente en los recuerdos de aquellos que han seguido sus pasos. He aquí algunas historias de las vidas de empleados, voluntarios y beneficiarios de Caritas alrededor del mundo.