Fr Bonnie Mendes, the regional coordinator for Caritas Asia, tells us about his day at the Bangkok climate talks in 2009.

Credits: Caritas

El P. Bonnie Mendes, coordinador regional de Caritas Asia, nos habla de su día durante las negociaciones sobre el cambio climático realizadas en Bangkok, en 2009.

Uno ve países ricos que quiere utilizar al máximo los recursos del planeta, pero no se preocupan por los pobres. Pareciera que no se dan cuenta de que la gente tendrá que sufrir por esta opción.

Yo viaje en taxi a las negociaciones sobre el cambio climático, en el centro de Bangkok, con gente de la India y las Filipinas. Había un sentido de anticipación. Nos decíamos unos a otros: "¡Algo tiene que pasar!"

Las negociaciones de Bangkok sobre el cambio climático se llevaron en septiembre de 2009, apenas un par de meses antes de la conferencia de la ONU sobre el cambio climático COP15, realizada en Copenhague. Queríamos que se llegara a un consenso sobre el Protocolo de Kyoto, y queríamos que los países dejaran de retrasar decisiones importantes sobre el clima.

Durante las negociaciones, el Primer Ministro de Tailandia dijo: "No hay un plan B", y añadió: "Si no llevamos a cabo el Plan A, nos iremos directamente al plan F, que significa fracaso".

Yo estuve en una reunión con representantes de Caritas de Bangladesh, India, las Filipinas, Sudáfrica y Kenia. En nuestro preparativos de los días anteriores, yo dije claramente que no siempre era necesario gritar para hacerse escuchar. Es importante utilizar los medios de comunicación, porque le transmiten el mensaje a muchas otras personas.

Durante parte del día nos separamos y asistimos a diferentes sesiones para poder hacer lobby. Yo asistí a una sesión sobre adaptación. Era la primera vez que yo asistía a una reunión tan grande sobre el cambio climático y me sorprendió ver las actitudes de algunos de los países. Trataban de bloquear cualquier cosa que significara cambio y algunos delegados hicieron discursos extremadamente largos para que otros tuvieran menos oportunidad de hablar.

En mí país, Pakistán, no llueve y todos rezan para que llueva, luego llueve y es devastador. Tierra adentro, Pakistán es montañoso, pero se va volviendo plano en ruta hacia el mar. Las lluvias torrenciales bajan a las llanuras y arrasan hogares. Esto sucede con bastante frecuencia. La gente no es dueña de la tierra y sus casas no están construidas para aguantar desastres.

Caritas está trabajando con las comunidades alrededor el mundo en iniciativas de adaptación y mitigación, con proyectos como el cultivo de champiñones en Camboya, la siembra de árboles en Pakistán y preparación contra ciclones en Bangladesh. Creemos que con poco aporte, las comunidades pueden reducir su vulnerabilidad a los efectos de fenómenos meteorológicos extremos.

Hemos manifestado en las calles de Bangkok, exigiendo que haya más justicia climática. Yo traje conmigo a tres muchachas de Pakistán para que participaran en las negociaciones sobre el clima. Yo creo que es muy importante que los jóvenes entiendan el problema del clima y lo traten en sus países. Nos sentamos en la acera con pancartas con leyendas como "La Tierra se está muriendo lentamente, sálvala, vuélvete ecológico".

Yo creo que con la participación de los jóvenes siempre habrá un poco de esperanza.

Esa tarde todos volvimos a las oficinas de Caritas Asia para hablar de cómo nos sentíamos. Había la gran sospecha de que nada iba a suceder a nivel internacional. Y si este era el caso, teníamos que seguir haciendo lo que pudiéramos a nivel de las bases. Sin embargo, necesitamos que los gobiernos y los expertos orienten nuestras opciones e iniciativas. Sin su apoyo, ¿cómo van a poder vivir los pobres con el cambio climático?