Un poco de esperanza

Imagine access to treatment, prevention, and care for HIV and AIDS: Some hope

La emergencia del Sida se concentra en el mundo en vías de desarrollo, donde millones de personas están expuestas a la pobreza, el hambre y las enfermedades. En estos países, un mal que en los países más ricos ya no se considera un peligro inminente para la vida está exterminando a generaciones enteras y diezmando las sociedades.

El Reverendo Monseñor Robert J. Vitillo es el Consejero Especial de Caritas Internationalis sobre VIH y Sida. Representa a Caritas en las cuestiones relacionadas con el Sida, se encarga de la coordinación con los órganos internacionales, recopila las mejores prácticas y es responsable de la labor de incidencia, capacitación y educación en el mundo.

“Caritas se centra en las personas más vulnerables y brinda cuidado, apoyo y tratamiento para impedir que la enfermedad siga causando estragos”, afirma Mons. Vitillo.

Hasta dos tercios de las personas afectadas se encuentran en el África subsahariana, la región más pobre del mundo. Puede que en las naciones pobres las personas no tengan acceso a una alimentación regular o agua potable, y mucho menos al tratamiento necesario para mantener al Sida bajo control.

“Caritas ha llevado adelante un trabajo de incidencia para aumentar el acceso a los medicamentos antirretrovirales. Nuestro trabajo ha ayudado a prolongar y mejorar la vida de muchas personas que viven con el virus”, añadió Mons. Vitillo.

La Iglesia católica, a través de organismos como Caritas, presta asistencia contra el Sida, en África.

Ofrece atención, tratamiento y también apoyo psicológico a las personas que tienen el Sida, que sigue siendo una enfermedad envuelta en el estigma. “Los servicios médicos de la iglesia son, a menudo, los mejores del mundo. No están limitados a unos cuantos privilegiados, sino que llegan a las personas rechazadas u olvidadas por los demás”, afirmó Mons. Vitillo.

Para Mons. Vitillo, uno de los grandes desafíos actuales es ofrecer a los niños una atención y un tratamiento adecuados, dado que sólo el 15% de ellos recibe los medicamentos que necesita.

“Lo que es especialmente trágico es que la mayoría de los niños que no reciben tratamiento morirá antes de cumplir su segundo año de vida”, señala Vitillo. En 2008, Caritas preparó el terreno para una campaña destinada a acelerar la diagnosis y proporcionar medicamentos adaptados a las necesidades de los niños, a fin de mejorar la tasa de supervivencia en la infancia.

“Cuando comencé a trabajar para Caritas, hace más de 20 años, el Sida era sinónimo de dolor, pérdida, desesperación. Pero, tal como me enseñan las personas con el VIH y sus familiares, también veo señales de esperanza”, concluye Mons. Vitillo.

 

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