La vida como cooperante de Caritas en las inundaciones en Pakistán

Ameen Babar monitoring the issuance of slips to recipients. Credits: Caritas Pakistan

Ameen Babar monitoring the issuance of slips to recipients.
Credits: Caritas Pakistan

Para Ameen Babar, las jornadas de trabajo resultan muy largas, no se ven en el horizonte ni días de descanso, ni planes de vacaciones.

Como Coordinador del Programa de Gestión de Catástrofes de Caritas Pakistán, en Faisalabad, sus días pasan en viajes a áreas devastadas por temporales y crecidas. Con carreteras destruidas o inundadas, los desplazamientos a esos lugares no resultan nada fácil: “A veces, incluso hay que caminar con el agua a la cintura, sin saber dónde se llegará”, nos cuenta Ameen.

Pakistán está haciendo frente en la actualidad a las peores inundaciones de los últimos ochenta años. Millones de personas se han visto afectadas por la crecida. Unos ocho millones de personas necesitan ayuda, como refugio, alimentos y medicamentos.

El trabajo de Ameen significa preparar a las comunidades para sobrevivir a las catástrofes, evaluar daños, redactar solicitudes de financiación para la oficina nacional de Caritas y asegurarse de que la ayuda llega a los más vulnerables. Él también tiene que supervisar el trabajo de los cooperantes locales, así como visitar las comunidades de su jurisdicción.

Ninguna de sus tareas ha sido fácil de realizar, durante la crisis de las inundaciones. Incluso para comprar el material de ayuda a los comerciantes locales fue necesario contar con una determinada competencia: “Los precios cambian cada dos horas, ya que la demanda es superior en estos días”, señala Ameen. Él está de pie al lado de un camión lleno de ayuda, en la localidad de Rehampur, en el distrito de Okara, a unos 100 km. de la oficina de Faisalabad, donde tiene su base. Esta localidad fue azotada por intentas precipitaciones el mes pasado. Como resultado, los cultivos han sufrido daños parciales o totales, ha habido heridos y una niña de 14 años ha muerto, se llamaba Shama.

Alguna mujeres se reúnen a su alrededor. Se sienten frustradas porque no han sido incluidas en la lista de distribución. Dice Ameen que eso sucede porque la gente no se inscribe, al momento de la evaluación daños: “El material de ayuda sólo se distribuye entre la gente que se inscribió y que al recibirla enseña su tarjeta de identificación, así como los vales que recibieron al momento de la evaluación. Es necesario asegurar la transparencia y por ese motivo yo estoy aquí. Los que reciben la ayuda deben poner su huella dactilar en un impreso realizado con ese fin”, nos indica el coordinador de Caritas.

Ente los artículos de ayuda, podemos citar alimentos básicos y agua potable embotellada – suficiente para 15 días – así como utensilios de cocina y platos. “Estamos aquí para responder a las necesidades más urgentes de la población”, dice Ameen.

A veces, el transporte de la ayuda puede resultar peligroso y se arriesga la vida, nos cuenta Ameen que, junto a los miembros de su equipo, ha recibido capacitación para hacer frente a ataque a los convoyes. “Tienes que esperar que pase de todo, en un lugar en el que prevalecen el hambre y la miseria”, dice nuestro cooperante.

Ameen recuerda que su equipo tuvo que hacer frente a una banda armada, que amenazó con robarles la ayuda. El incidente tuvo lugar durante la distribución de la ayuda en Gojra – una localidad inundada cerca de Faisalabad. “Los miembros de nuestro equipo lograron salvarse, así como el material de ayuda, sin violencia, gracias a la capacitación que recibieron”, observa Ameen.

 

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