Las familias reconstruyen en Filipinas: no hay nada como el hogar

Leslie Montanejos, su marido y sus hijos son una de las familias que ha recibido una subvención para una nueva casa tras el tifón Haiyan. Foto de Jennifer Hardy/Catholic Relief Services

Leslie Montanejos, su marido y sus hijos son una de las familias que ha recibido una subvención para una nueva casa tras el tifón Haiyan. Foto de Jennifer Hardy/Catholic Relief Services

“Lo han perdido todo”. Todos hemos visto las imágenes de gente de pie delante de casas destrozadas por el viento, arrastradas por el agua o derribadas por terremotos mientras los presentadores del telediario pronuncian estas palabras tras un desastre.

Las personas que se encuentran en estas circunstancias pierden mucho más que paredes, camas, libros y fotos; los desastres también arrebatan la paz mental, el poder dormir, las sensaciones de seguridad y protección, el sentido del control y la esperanza, tal y como pueden testimoniar los supervivientes del tifón Haiyan.

Las organizaciones de Cáritas, entre ellas Catholic Relief Services, están trabajando para proporcionar a los habitantes viviendas temporales después del Haiyan, la tormenta más fuerte que jamás haya azotado Filipinas. También están ayudando a las personas a sentirse seguras y con el control de su futuro.

“Existen muchas variables: zonas urbanas y rurales, niveles de daños en las casas, falta de claridad sobre la propiedad del terreno o zonas en las que ha quedado prohibido construir y que obligan a las personas a mudarse”, ha declarado Josh Kyller, coordinador de la respuestas ante el tifón de CRS.

“La existencia de todos esos factores significa que tenemos que pensar de forma creativa en cada uno de los barrios y en la situación concreta de cada familia”, ha declarado.

Algunas familias, como la de Anita Punay, han recibido ayuda para poder construir una nueva casa.”

“Es mejor dormir en mi nueva casa”, dice Anita. “Mi antigua casa estaba junto al río y quedó totalmente destrozada tras el tifón Haiyan. Montamos una casa provisional en el mismo lugar, solo con toldos y latas que habíamos recuperado. Hacía mucho calor y durante las intensas lluvias el agua entraba en la vivienda y la hacía más frágil”.

Anita, su marido y su hijastro de 13 años eran buenos candidatos para recibir una subvención para poder construir una nueva casa porque ya disponían de una parcela de tierra en un terreno elevado. La familia recibía fondos e incrementos a medida que iba completando cada etapa de la obra. Un ingeniero supervisaba el proceso para asegurar que la familia estaba usando las técnicas constructivas adecuadas para hacer la vivienda resistente a los desastres.

Las familias están recibiendo viviendas especialmente diseñadas por ingenieros para que se adapten a las necesidades de sus específicas ubicaciones. Foto de Jennifer Hardy/Catholic Relief Services

Las familias están recibiendo viviendas especialmente diseñadas por ingenieros para que se adapten a las necesidades de sus específicas ubicaciones. Foto de Jennifer Hardy/Catholic Relief Services


Anita sabía lo que quería en su nueva casa y pudo intervenir en el diseño para determinar qué sería lo más conveniente para su familia. Ya tiene planes de realizar una ampliación que incluya una pequeña tienda en la que la familia pueda vender refrigerios y bebidas.

“Es bueno que recibiéramos las subvenciones para reconstruir”, dice Anita. “Mi marido, fontanero, solía ganar 7,86$ al día. Ahora sólo ha podido encontrar trabajo como obrero y ha estado trayendo a casa unos 5,62$ al día. Esto no es suficiente para vivir; nunca habríamos podido ahorrar el suficiente dinero para construir una casa por nuestra cuenta”.

A las familias que tienen que reconstruir en lugares con desafíos concretos, los ingenieros las ayudan a realizar un proyecto que se adapte a sus necesidades y que se pueda llevar a cabo en sus tierras de forma segura.

Leslie Montanejos, una joven madre, cuyo tercer hijo nacerá en cuestión de semanas, dice que su tierra, en el barrio de Cangumbang, en la localidad de Palo, tiene un mal drenaje y se inunda a menudo. Esto quiere decir que los proyectos de referencia de viviendas temporales, construidas directamente sobre la tierra, no eran una opción adecuada. Los ingenieros recomendaron proyectar las casas de forma elevada en toda la zona. Un cualificado capataz de CRS ha supervisado los equipos de trabajo que han construido las viviendas para el grupo de familias.“Estoy muy emocionada porque nos mudamos a nuestra nueva casa mañana”, decía Leslie.

“El bebé tendrá un casa limpia y robusta cuando nazca”.

En estos proyectos se usan materiales locales y naturales, como paredes de bambú trenzado y madera de los cocoteros caídos en la tormenta.

“Derribaré nuestra casa provisional, la que levantamos justo después de la tormenta, y usaré esos materiales para hacer una cocina en nuestra nueva casa”, dice. “También sé el lugar en el que colgaré la hamaca para que duerma el bebé. No puedo esperar para decorar la casa”, cuenta. “Colgaré cortinas, barnizaré la fachada y pondré alfombras. Mi color preferido es el rosa, pondré cualquier cosa rosa que encuentre”.

Jessica Fernandez, fotografiada delante de su nueva casa. Foto de Jennifer Hardy/ Catholic Relief Services

Jessica Fernandez, fotografiada delante de su nueva casa. Foto de Jennifer Hardy/ Catholic Relief Services

Personalizar su nueva casa es algo que también tiene pensado Jessica Fernandez, madre de cuatro hijos, que espera ansiosa a que su nueva casa esté terminada.

“Mi barrio se llama Teraza, por Santa Teresa”, explica Jessica. “Falta poco para su festividad y todo el barrio la celebrará. Entonces, muchos de nosotros tendremos nuevas casas antes del día de fiesta lo cual hará que éste sea aún más especial”.

Aparte del diseño o la ubicación, las casas les están dando a estas familias algo más que un lugar seco e íntimo para vivir, les están dando una sensación de seguridad y paz. Todas las familias dicen que esto es lo que más les gusta de su nuevo hogar.

“Me siento más segura en esta nueva casa porque es robusta”, dice Anita Punay. “Les estoy muy agradecida a las personas que nos han dado…un lugar tranquilo para dormir”.

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