Un niño refugiado sirio en el Centro de Migrantes de Cáritas en Dahr El Ain, cerca de Trípoli. Foto por Matthieu Alexandre / Caritas
Caritas Líbano está incrementando sus actividades para seguir ayudando a los refugiados sirios. También ayudará a familias libanesas vulnerables e iraquíes cristianos que escaparon de la persecución.
Líbano está recibiendo al 40 por ciento de los refugiados que han abandonado Siria para dirigirse a los países vecinos. Sin embargo, ha disminuido la financiación internacional para apoyar los programas de refugiados. El importante incremento de la población y la disminución de los fondos para recibir a los refugiados han causado repercusiones en los servicios públicos y en la población libanesa más vulnerable, que es la que más depende de dichos servicios.
Najla Chahda, directora del Centro de Inmigrantes de Caritas Líbano, nos dice: “Estamos intentando ayudar a muchos refugiados sirios y libaneses vulnerables, que necesitan alimentos, asistencia médica, educación y otros servicios. Además de eso, estamos facilitando asistencia también a familias iraquíes cristianas. El reto es enorme y exige un importante compromiso internacional, en lo que se refiere a financiación y asistencia”.
Caritas está pidiendo ayuda a sus donantes por valor de 2,3 millones de euros (US$ 3 millones) para programas que se centrarán principalmente en los sirios, así como en los libaneses e iraquíes para los próximos doce meses.
Con los fondos, podremos facilitar ayuda para el alojamiento, agua, salud, higiene y saneamiento, así como educación, asesoramiento y asistencia legal.
La educación será un elemento clave para Caritas, porque la escolarización es muy limitada en el Líbano. Muchos niños pobres libaneses y niños sirios refugiados corren el riesgo de quedarse sin escuela, porque no tienen acceso a la escolarización, bien a causa de la situación familiar o porque las plazas disponibles son pocas. Caritas ayudará a alcanzar la escolarización de esos niños.
Los precios de los alimentos, el carburante y los alquileres, se han ido incrementando según ha ido aumentando la población en el Líbano, donde el coste de la vida ya es alto. Unos 170.000 libaneses se han quedado por debajo del umbral de la pobreza, cifra que se añade al más de 1 millón de personas que ya viven es circunstancias desesperadas.
Se facilitará dinero en efectivo a trescientas familias iraquíes, para responder a sus necesidades básicas, con el fin de que puedan iniciar una nueva vida en un país diferente, con pocas o ninguna pertenencia. También recibirán asesoramiento para sus traumas y asistencia médica.
“Los refugiados iraquíes cristianos llegan sollozando a nuestras oficinas, pidiendo ayuda, porque lo han perdido todo, tras ser obligados a abandonar su tierra natal”, nos cuenta Najla Chahda.
Los proyectos se realizarán por todo el Líbano, sin embargo, las primeras ubicaciones serán en Trípoli, en el norte, el monte Líbano, Beirut y sus suburbios, el sur y el valle de la Becá.