Por Amelia Ma’afu, encargada de cambio climático en Caritas Tonga
Oceanía incluye un área conocida como “el Amazonas de los mares” debido a la riqueza de su biodiversidad. La región es vulnerable a los efectos adversos del cambio climático y somos los primeros que experimentar migración como resultado directo de dichas condiciones climáticas.
Como organización de inspiración religiosa, estamos en la línea de frente, trabajando lado a lado con los pobres. Les ayudamos a fomentar su capacidad para sobrellevar las adversas condiciones climáticas y medioambientales.
Como región, nos alarma profundamente que las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando en todo el mundo. Estamos sumamente preocupados porque todos los países, especialmente los países en vías de desarrollo, son vulnerables al impacto del cambio climático, y ya estamos padeciendo un aumento en dicho impacto; incluyendo las sequías persistentes y los fenómenos meteorológicos extremos, el aumento del nivel del mar, la erosión costera y la acidificación de los océanos. Estos factores amenazan la seguridad alimentaria y los esfuerzos para erradicar la pobreza y presentan un obstáculo para alcanzar un verdadero desarrollo humano.
Desde la década de los 1950 ha habido un aumento considerable en la cantidad de desastres naturales reportados, con efectos cada vez más devastadores. El Informe Mundial de Riesgos de 2012, que identifica los puntos álgidos actuales alrededor del mundo en materia de desastres, identificó a la isla de Vanuatu en primer lugar y a Tonga en el segundo de todos los países que se encuentran en riesgo de sufrir desastres.
Asistir por primera vez como observadora a la 20ª Conferencia de las Partes (COP) de la Convención sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas (CMNUCC) que se está llevando a cabo en Perú, es un hito extraordinario para Caritas Tonga.
Se les pide a las partes que tomen medidas importantes previo a la COP21 que se realizará el próximo año en París, en donde se firmará un nuevo acuerdo jurídico y vinculante para asegurar que todos los países permanezcan por debajo de un incremento de 2°C en las temperaturas mundiales.
La COP20 debe proporcionar resultados en lo que respecta a financiación para la lucha contra el cambio climático, especialmente en el Fondo Verde para el Clima, que es el principal mecanismo que les permitirá a los países más pobres, como los pequeños estados insulares en vías de desarrollo, implementar medidas eficaces de mitigación y adaptación.
Tengo conmigo un informe de mi región publicado por Caritas Aotearoa Nueva Zelanda, CANZ. Es una recopilación de las voces de los pobres, que son las primeras víctimas de los efectos del cambio climático. En el mismo vemos que aunque la región de Oceanía sea pequeña geográficamente hablando, las potentes voces de sus pueblos resuenan desde el Océano Pacífico clamando justicia climática.
Creemos firmemente que la CMNUCC es la plataforma en donde se deben plantear nuestras necesidades. Es el escenario ideal para pedir apoyo mundial para los esfuerzos de los países de Oceanía o pequeños estados insulares en vías de desarrollo:
- Para crear resiliencia contra los impactos del cambio climático, ayudando a los países a adaptarse con un enfoque específico en el conocimiento tradicional y mecanismos tradicionales de adaptación.
- Para crear un entorno propicio para los aportes de la sociedad civil que está a la vanguardia de la participación de las comunidades.
- Para hacer conciencia e informar sobre los riesgos del cambio climático, incluyendo mediante el diálogo con las comunidades locales, para aumentar la resiliencia humana y medioambiental a los impactos del cambio climático a largo plazo.
- Para hacerle frente a las brechas que siguen existiendo en la capacidad de acceso a financiación para la lucha contra el cambio climático y gestionar dicha financiación.
Lea el informe ‘Small yet strong, voices from Oceania on the Environment’ (Pequeñas pero potentes, voces de Oceanía sobre el medioambiente).