Los sirios y los iraquíes que tienen que hacerle frente a los conflictos en sus propios países o quienes se han refugiado lejos de su tierra natal, ahora se enfrentan a temperaturas extremadamente bajas.
“Durante cuatro años hemos estado viviendo el frío de una guerra sangrienta, pero ahora nos enfrentamos al frío de otra forma, luego de que una tormenta de nieve azotó el Oriente Medio”, dijo una miembro del personal de Caritas Siria en Damasco.
“La guerra nos ha dejado sin medios para protegernos del frío. La mayor parte del tiempo no tenemos electricidad, ni combustible ni gas.
No tenemos forma de mantenernos abrigados, aparte de ponernos varias capas de ropa, que no ayudan mucho cuando hace -8 grados”, dijo.
Muchas personas han muerto por causa del frío, tanto en Siria como refugiados en países vecinos. Muchas de las víctimas son niños.
“Tenemos que ponerle fin a esta guerra, acabar con las sanciones económicas que nos empobrecieron y decirle al mundo que somos seres humanos que necesitan ayuda”, dijo.
Ha sido la peor tormenta en Líbano desde 1992. A pesar de las peligrosas carreteras cubiertas del hielo, el Centro para Migrantes de Caritas Líbano ha visitado a refugiados sirios que viven en campamentos improvisados en el Valle de la Becá.
Ellos se encontraron con que la nieve acumulada ha dañado muchos de los albergues en donde viven los refugiados y la gente está pasando apuros para sobrellevar las temperaturas bajo cero.
Las organizaciones Caritas en Siria, Turquía, Jordania e Irak han ayudado a refugiados y a otras personas vulnerables a prepararse para el invierno. Caritas ha suministrado combustible, calefactores, mantas y ropa de cama y ropa abrigada; asimismo, ha hecho que los albergues sean más resistentes a las inclemencias del tiempo.
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