Mis primeros 10 días en Gaza

Sor Bridget Tighe en un centro de Caritas, en Gaza.

Sor Bridget Tighe en un centro de Caritas, en Gaza. Foto de Caritas

Desde que llegué, el 26 de enero, he observado con mis propios ojos la labor de Caritas Jerusalén en Gaza, tras la reciente guerra.

He ido con los equipos médicos, que llevan un dispensario ambulante a algunas personas de entre las más necesitadas de Gaza. Como me mezclé con la multitud que esperaba, pude oírles hablar de sus necesidades de este tipo de servicio, así como de la alimentación y otros productos de primera necesidad para vivir.

En Beit Hanoun, vi las ruinas de lo que había sido el hogar de miles de personas, algunas de las cuales había conocí antes en el dispensario de Caritas. En un área cercana a Khan Younis, pude comprobar las casas en ruinas de 30 familias que ahora viven en tiendas de campaña, que son poco más que unas lonas ligeras sobre arena y tierra, sin instalaciones de ningún tipo.

Algunas personas habían encendido un fuego, con pocos trozos de madera, en un recipiente de metal cortado, y estaban haciendo té, que nos invitaron a compartir con ellos. Un hombre nos dijo que perdió a seis familiares, entre ellos su hijo mayor, en la última guerra.

Otro me enseñó su tienda de campaña, que tenía un pequeño trozo alfombra para cubrir parcialmente la arena, así como pequeños cojines y mantas. Él y su esposa duermen allí. Sus niños duermen con familiares. Un joven, con un máster en ingeniería estructural, dijo que no tenía trabajo, no había materiales para reconstruir las viviendas, la electricidad se limita a pocas horas y diferentes horarios cada día, a menudo no hay luz por la noche, para poderse sentar y jugar a las cartas.

Una mujer de 24 años, junto con otras tres, estaban trabajando como costureras cuando cayó una bomba. Sus amigas murieron y ella perdió ambas piernas. La vi sentada, en silencio, en una silla de ruedas muy sencilla. Todavía me obsesiona el recuerdo de la tristeza de aquel rostro.

Mientras, yo estaba allí sentada, en un taburete bajo de plástico, tomando el té frente al montón de escombros que eran las ruinas de los hogares de aquellas personas, miré las frágiles carpas detrás de mí y a aquellas personas, con expresiones vacías de desesperación, que bebían también sus pequeños vasos de té, hecho sobre las brasas. De pronto, me di cuenta de que mi mente se había quedado también en blanco, como adormecida, reflejando la desesperación de aquellos rostros.

Observé a algunas psicólogas de Caritas que ayudaban a los niños traumatizados a expresarse, mediante la terapia del juego, y escuché al personal dedicado de Caritas que hablaba de la otra ayuda de emergencia, ofrecida durante e inmediatamente después de la guerra: miles de paquetes de higiene y mantas fueron distribuidos a personas sin hogar y nuevas carteras y mochilas escolares para 1.000 niños. Todavía tengo que acompañar al personal de Caritas que trabaja en las escuelas, donde aún viven miles de personas sin techo.

En Gaza, hay millares de personas viviendo en edificios dañados, usando láminas de plástico para tratar de protegerse de la lluvia. Unos 20.000 desplazados siguen alojados en escuelas administradas por la ONU.

En Gaza, hay millares de personas viviendo en edificios dañados, usando láminas de plástico para tratar de protegerse de la lluvia. Unos 20.000 desplazados siguen alojados en escuelas administradas por la ONU. Foto de Virginie Nguyen Hoang / hanslucas.com – Secours Catholique / Caritas Francia.

Al reflexionar sobre mis primeros días en Gaza, creo que la principal misión de Caritas se expresa en su nombre: Caritas significa “amor”. La presencia de un dispensario ambulante de emergencia, en una zona de extrema necesidad, dice a la gente de una manera tangible: sabemos que existís, nos preocupamos por ustedes, estamos aquí para ofrecerles atención médica, con mayor normalidad y dignidad de la que permiten estas circunstancias y una nueva mochila escolar puede ayudar a restaurar la autoestima y la confianza a un niño traumatizado y sin hogar.

La gente no puede vivir en un constante estado de emergencia, dependiendo de limosnas por mucho tiempo. Los habitantes de Gaza están conmocionados, traumatizados y en luto, pero resisten. Ahora necesitan aliento y ayuda para empezar a reconstruir sus vidas.

Así como Caritas estaba allí, en momentos de extrema urgencia, ahora tendrá ventaja en el desarrollo de la estabilidad y la independencia, dentro de las restricciones del bloqueo económico y de movimiento. Esta fase de posguerra, se centrará principalmente en la salud física y psicológica de los niños y sus familiares directos.

Hace tiempo, un amigo me dijo que para vivir con integridad y paz interior en Israel-Palestina, hay que ser un místico, no en el sentido estricto de la experiencia exaltada en la oración, sino por ver a Dios en el sufrimiento de toda la población de Tierra Santa. Para mí, eso es cierto, en Gaza más que en ninguna otra parte, en las que he vivido antes.

Encuentro, en la Carta de Santiago, una manera de incorporar, en mi propia oración, el dolor y la confusión que experimento, al ver tanto sufrimiento a mi alrededor. Santiago dice: “Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento diario, y alguno de vosotros les dice: «Idos en paz, calentaos y hartaos», pero no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve?

Jornadas en Caritas Jerusalén para visitas médicas de familias que perdieron sus casas y viven en caravanas, en Juzaa, al sur de Gaza.

Jornadas en Caritas Jerusalén para visitas médicas de familias que perdieron sus casas y viven en caravanas, en Juzaa, al sur de Gaza. Foto de Caritas

Como hermana Misionera Franciscana, me siento privilegiada por servir a la población de Gaza, a través de la implicación personal en Caritas y las palabras y acciones del Papa Francisco, que me retan y animan a seguir el ejemplo de San Francisco de Asís, en el servicio a los pobres.

Todos estamos llamados a seguir a Cristo de una manera personal, según nuestra vocación. Para mí, es vivir y trabajar en Gaza, para usted podría ser dar lo que pueda para facilitar la labor de Caritas, que es “amor en acción”.

Caritas Gaza depende de usted; el sufrimiento, los desposeídos, las víctimas en su mayoría inocentes de las acciones de otros, dependen de usted y el mismo Jesús. En Mateo 25,40 leemos: “En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis”. Juntos, cada uno con su respuesta única a Cristo, vamos a hacer todo lo posible para llevar el amor y la compasión de Cristo a los más pobres de entre los pobres, en Gaza.

Caritas está solicitando ayuda para algunos de los niños más pobres de Gaza, que han sido afectados por el conflicto, con tratamientos, alimentación, la creación de espacios acogedores para los niños, jornadas de diversión y excursiones. Pueden hacer un donativo en línea aquí.

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