“Una Iglesia pobre para los pobres”

Una de las grandes ponencias de la Asamblea General de Caritas Internationalis, estuvo a cargo del Padre Gustavo Gutiérrez, conocido como el Teólogo de la Liberación. En el panel sobre “Una Iglesia pobre, para los pobres”, se refirió al papel que las Caritas deben tener en el mundo.  

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Padre Gustavo Gutiérrez. Foto por Elodie Perriot/Caritas

“Hay una frase muy breve, pero muy importante de Pablo VI que dice  ‘La Iglesia existe para evangelizar’. Si la Iglesia no da testimonio y comunica la buena nueva deja de ser Iglesia. La misión de Caritas es la misión de anunciar la buena nueva. En la Biblia, “La multiplicación de los panes” es el único texto en los cuatro evangelios que se encuentra repetido seis veces, lo que tiene una enseñanza sobre la preocupación del Señor sobre el hambre material y espiritual. El sentido de este relato es “compartir desde lo poco”. ¿En qué consiste la evangelización?, en compartir la realización de la palabra de Dios y de su Reino. Muchos dicen que no tienen nada que compartir, cuando se puede hacer desde valorar al otro, dar afecto, compartir una sonrisa, escuchar al otro. Caritas es compartir el mensaje, comunicarlo, nadie puede decir que no tiene nada para compartir, esto es imposible”, señaló.

La pobreza se puede cambiar

Según el P. Gutiérrez, hay un tipo de pobreza muy presente en la Biblia que es:  “La pobreza real que está entre nosotros, que nos desafía, que representa un gran reto. En la Biblia la pobreza no es solo un asunto económico, para la Biblia el pobre es el marginado, el insignificante, el que no cuenta y no tiene peso, el “no persona”. Se puede ser insignificante por el color de la piel, por ser mujer, pertenecer a otra cultura, ancianidad, por ser niños o tener otra orientación sexual, ceo que esa es la noción bíblica que expresa la pobreza real”, sentenció.

Para el teólogo:  “La pobreza tiene causas humanas que vienen de estructuras sociales y económicas que marginan a las personas y categorías mentales: la superioridad de la civilización occidental es un ejemplo de ello. La superioridad masculina como superior a la femenina es otra categoría. La pobreza no es un destino, es una condición, no es un infortunio es una injusticia, la hemos hecho los seres humanos y por tanto,  la podemos cambiar. Pensar que es un hecho complejo y que está en nuestra mano cambiarla, renueva el significado de compartir. Ya no basta la ayuda directa e inmediata a los necesitados, tenemos que ir a las causas de la pobreza y denunciarlas. Se trata de una realidad histórica, cambiable. La pobreza real significa muerte temprana, la primera violencia de la sociedad es la violencia de la pobreza porque va contra los derechos: el derecho a la vida que es el primer Derecho Humano. Los pobres son los que mueren por enfermedades al no tener acceso a los medicamentos, pero también hay muertes culturales, si se desprecia una cultura, se mata a una comunidad. La cuestión ambiental es otra que está entre la vida y la muerte, la creación es un tratado de vida”, afirma.

La opción preferencial por los pobres

Según Gutiérrez: “La confluencia de la pobreza real, más la espiritual, es lo que nos lleva a adoptar una vida sencilla, cercana a los pobres. Reconocemos que la pobreza real, siempre y sin excepción, es un mal, lo que nos lleva a la reacción inmediata de eliminarla.  Esto nos lleva a la “Iglesia pobre para los pobres”. El prójimo se hace, cuando nos preocupamos por el otro, cuando nos aproximamos, nos acercamos. Es una pena ver cómo la palabra caridad se ha ido perdiendo, se confunde con limosna del rico al pobre. Debemos recuperarla, reconocer que la justicia es el primer paso de la caridad, es reconocer la dignidad de las otras personas, es un acto de amor a esa persona. Al mismo tiempo este amor tiene una profundidad muy grande y global. No confundamos la legalidad con la justicia, no siempre la legalidad es justa. Creo que debemos recuperar el sentido de la Caridad, no podemos imponer nuestro amor, debemos comprender el profundo sentido de la caridad. No hay Caridad sin justicia”.

Finalmente, el Teólogo de la  Liberación concluyó señalando que debemos crear las condiciones para tener justicia social, ir más allá de ser la voz de los sin voz: “Tenemos que buscar que, los que no tienen voz hoy día la tengan, porque es un aspecto esencial de la dignidad humana”.

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