El Papa Francisco pidió que las parroquias católicas en toda Europa participen en una colecta del 24 de abril destinada a la ayuda humanitaria para Ucrania. Una guerra en Ucrania de 2 años ha cobrado la vida de miles de personas y ha obligado a millones a dejar sus hogares.
En marzo del 2014, Rusia se anexó la región ucraniana de Crimea y, aproximadamente un mes después, iniciaron los combates a lo largo de la frontera oriental entre separatistas pro rusos y fuerzas gubernamentales.
Desde que empezó la crisis, Caritas Ucrania ha brindado ayuda a más de 115 000 personas afectadas por la guerra con dinero para comprar alimentos, productos de higiene personal y medicinas, reparaciones de casas, preparación para el invierno, orientación psicológica y asesoramiento legal.
Alexander Ortynskiy tenía una pequeña imprenta en Luhansk. Cuando la guerra comenzó en junio del 2014, evacuó prontamente a sus seis hijos y su esposa. Él se quedó atrás para proteger su oficina. “Finalmente tuve que irme. Tomé uno de los últimos trenes que salían de Luhansk” mencionó. “Era difícil abandonar un negocio que había construido con mis propias manos. Ahora ya no queda nada”.
Pensó que el conflicto terminaría rápidamente, “solo una batalla entre pandillas criminales”, pero eso fue ya hace dos años. Desde ese momento entonces han tenido que desplazarse. Por un tiempo vivieron en el piso de una oficina de información turística. Luego en una casa fría y en ruinas descuidada en un poblado rural.
Trabajó todo el tiempo cortando árboles, recogiendo leña, trabajando en las huertas. “Cuando tienes 6 hijos, no te puedes permitir no trabajar,” mencionó. Uno de sus hijos es discapacitado físicamente y necesita tratamiento médico.
Luego descubrieron un “pueblo modular”, una estructura construida por el gobierno con ayuda extranjera. Está compuesta por anexos de concreto. “Es mucho mejor, tiene instalaciones modernas. Se encuentra en Járkov, así que es mejor para el trabajo.”
Ortynskiy se inscribió para recibir asistencia humanitaria con Caritas, quien suministra ayuda a grandes familias. “Sin embargo yo no deseaba solo recibir, yo deseaba dar,” agregó. Y así se ofreció como voluntario, y ahora tiene trabajo con Caritas.
“Está ligado a mi propia misión cristiana – Trato de ayudar al prójimo aunque se trate solo de consejos” dijo. “Es muy importante no permanecer atascado en tus propios problemas. Hay que seguir moviéndose para superar los obstáculos.”
La familia de Ira Kalinina había tomado sus primeras vacaciones en 5 años cuando el enfrentamiento armado estalló en su ciudad de Donetsk. No pudieron volver y quedaron abandonados con únicamente el equipaje de sus vacaciones.
”Al principio fueron aislados en el campo, pero luego recibieron una plaza en un centro comunitario en Járkov. Vanya, su hijo más pequeño, tiene Síndrome de Down. “Antes estábamos en un pueblo remoto. Vanya no tenía ninguna interacción con otros niños y no podía mejorar sus habilidades de comunicación”, dijo.
Una vez en Járkov, su marido pudo encontrar trabajo, entonces ella pudo quedarse en casa con Vanya. “Todavía no hemos encontrado una escuela para él, pero está aprendiendo mucho y tiene muchos amigos aquí en el centro”, dijo.
El niño tiene problemas de salud y necesita cirugía, pero es demasiado lejos y caro llegar al hospital en taxi. Caritas proporcionó a la familia dinero en efectivo para la comida.
Anatoly Korbelyak, un trabajador social de Caritas Ucrania, dijo: “Cuando el conflicto comenzó, no esperaban que fuera a durar tanto tiempo. Entonces solo trajeron ropa de verano. Una joven que conocimos no pudo enviar a sus hijos a la escuela porque no tenían ropa abrigada.
“Con el dinero de Caritas, pudieron comprar ropa, ella pudo salir a trabajar y pudieron reiniciar sus vidas. Se hizo una gran diferencia.”
A menudo las personas que están acostumbradas a tener un trabajo, vivienda, estatus y riquezas materiales, se encuentran sin ningún medio en un nuevo entorno, entre extraños. Su decepción aumenta aún más cuando se encuentran con el rechazo, la incomprensión y la exclusión social.
Caritas Ucrania ha trabajado para asegurar que las personas obligadas a abandonar sus hogares sean aceptadas en sus nuevas comunidades. Al no mostrar la guerra signos de resolución, la integración en las comunidades es vital. Puede ser tan simple como organizar noches de cine, tanto para las familias residentes como para las nuevas.
Nina Serdyuk es una historia de éxito. Ella tenía nueve meses de embarazo cuando se mudaron de Donetsk a Járkov en julio del 2012. Dos semanas después, dio a luz a Vlad.
“Habíamos llegado a un punto en que ya no podíamos quedarnos más. El enfrentamiento era demasiado.”, dijo. “Fue muy difícil huir. Teníamos mucho miedo. Yo estaba en un estado de gestación tan avanzado que pensé que no iba a llegar a la estación del tren.”
Caritas cubre sus necesidades básicas. Su marido ha encontrado un trabajo. Sus nuevos vecinos con gusto les han dado la bienvenida. “La gente es muy simpática con nosotros”, dijo.
Dar a la gente un nuevo inicio será clave en los esfuerzos de ayuda de Caritas conforme la emergencia se convierte de alivio a recuperación para algunos, mientras que se mantiene la asistencia humanitaria a las comunidades en primera línea.
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