Un terremoto de 7,8 grados sacudió el pueblo de Portoviejo, Ecuador, el domingo 17 de abril de 2016. Es el terremoto más fuerte en el país desde 1979, muchos edificios fueron derrumbados y carreteras a lo largo de la costa del Pacífico colapsaron, el saldo es de varios cientos de muertos. Foto Alexandra Moncada/Catholic Relief Services
El Presidente de Caritas Ecuador, Mons. Walter Heras, hace un llamado a todas las Caritas del mundo para que apoyen los esfuerzos de socorro, luego de que un terremoto de 7,8 grados de magnitud sacudiera a la nación el pasado sábado.
El terremoto dejó un saldo de más de 2.500 heridos y se calcula que hay alrededor de 350 muertos, destrozó ciudades y cortó el acceso a pueblos costeros remotos. Se espera que el número de víctimas mortales aumente conforme los equipos de rescate excavan entre los escombros. Se ha declarado estado de emergencia en seis provincias y se han desplegados 10.000 tropas y 3.500 policías para ayudar en las áreas más afectadas.
“La preocupación más inmediata es rescatar a las víctimas”, dijo Mons. Heras. “El terremoto ocurrió a la hora en que la mayoría de gente estaba en casa. Hay muchas personas atrapadas esperando ser rescatadas. También nos preocupan las áreas más remotas a dónde es difícil llegar”.
“Esta era una provincia con muchas áreas rurales”, dijo Gabriela Andrade, Coordinadora de Comunicaciones de Caritas Ecuador. “Las parroquias más remotas fueron seriamente afectadas. Muchas de ellas no tienen recursos o servicios básicos. Carecen de infraestructura”.
Se necesita un frente unido conformado por agencias Caritas locales e internacionales para brindar asistencia a largo plazo, conforme las comunidades pasan de la recuperación a la reconstrucción de las comunidades devastadas.
“En las áreas de emergencia estamos viendo gente que ha evacuado sus casas y está durmiendo en la calle”, dijo Andrade. “La gente necesita tiendas de campaña y botes inflables porque no es posible llegar a muchas de las áreas afectadas porque las carreteras están destrozadas”.
Las fuertes lluvias ya están mostrando un incremento en el número de enfermedades transmitidas por vectores, como la chikunguya y el dengue. Se espera que, tras el terremoto, estas aumenten junto con otras enfermedades infecciosas. La higiene y la salubridad son de primerísima importancia en las próximas semanas.
Aunque Caritas Ecuador se une a los esfuerzos nacionales para cubrir las necesidades inmediatas de las poblaciones desplazadas y damnificadas, también planifica ayudar a las comunidades muchos después de que el terremoto haya desaparecido de la atención internacional.
“Como Iglesia, acompañamos a los damnificados”, dijo Mons. Heras. “Vemos que todas nuestras organizaciones hermanas se unen a nuestros esfuerzos para acompañar a la gente. Después del choque inicial, la gente permanecerá deprimida. Necesitaran reconstruir… seguir adelante con sus vidas. Son personas que han perdido sus negocios y sus casas. Lo han perdido todo.
Caritas puede ayudar a llenar ese vacío que queda en las personas”.
“Sabemos que como Iglesia somos simplemente una entidad”, dijo Mons. Heras. “La Iglesia nunca le pide a la gente que espere. Esperamos la ayuda de la Iglesia y les pedimos a las iglesias de todo el mundo que nos ayuden en nuestros esfuerzos. Los necesitamos a todos. Hay tanto que hacer. Agradecemos a todos los que den su apoyo a esta respuesta”.