En la Iglesia católica, noviembre es un mes especial para recordar a quienes han fallecido. Abbé Damas Kpamou de Guinea, recuerda a sus familiares que murieron en la epidemia de ébola en 2014-2015 y cómo Caritas ayudó a los supervivientes.
Caritas está distribuyendo materiales de higiene y enseñando a la gente sobre la prevención del Ebola. Foto: OCPH / Caritas Guinea.
Soy párroco en Nzérékoré en Guinea. Fui ordenado hace dos años, en 2014. Sin embargo, mi ordenación casi no se lleva a cabo porque miembros de mi familia cayeron enfermos de ébola.
Cuando mi familia se enfermó, tomé todas las medidas necesarias para protegerme. Tenía que mantenerme alejado de mis familiares enfermos. Tenía que seguir al pie de la letra las medidas higiénicas de prevención instauradas por la Organización Mundial de la Salud.
Nos dijeron que mantuviéramos la calma y no entráramos en pánico por esta enfermedad que estaba desolando a nuestras familias y comunidades en Guinea y otros países de África occidental. Me cercioré de hacer concienciación entre familiares que no estaban enfermos para que no se contagiaran.
Caritas, tanto a nivel local como nacional, no escatimó esfuerzos para venir en nuestra ayuda. Como la Caritas diocesana ya estaba ahí, trabajando en la comunidad, pudieron hacer mucha concienciación, ya que la gente los conocía y confiaba en ellos. Aunaron esto a la distribución de jabón, lejía y cubos para que la gente pudiera desinfectarse las manos y limitar la expansión de la enfermedad.
Tuvieron cuidado de asegurar que las familias de las víctimas tuvieran apoyo. Nos dieron arroz, aceite, azúcar, leche y sal para que tuviéramos qué comer. También proporcionaron medicinas y ropa. Aseguraron que los niños siguieran yendo a la escuela, dándoles uniformes y útiles, como libros y bolígrafos, a las familias que habían perdido sus ingresos por estar afectadas por el ébola.
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Los primeros casos de ébola aparecieron en Guinea en marzo de 2014. Posteriormente, Liberia, Sierra Leona y Nigeria reportaron casos. Más de 28.600 casos se reportaron en dichos países. Más de 11.300 personas murieron. Entre las muchas acciones que Caritas llevó a cabo, trabajó para asegurar que aquellos que murieron fueran enterrados de forma segura y con dignidad. En junio de 2016 se declaró en Guinea el final del virus del ébola.
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Fue realmente duro ver a doce miembros de mi familia caer enfermos con ébola, sólo cinco sobrevivieron. La enfermedad dejó a muchas viudas, viudos y huérfanos. Aunque ahora nuestro país ya está libre del ébola, las secuelas siguen siendo una carga pesada para los supervivientes – emocional, social y económicamente.
Para mí, el apoyo de Caritas fue muy consolador porque no sólo nos dieron ayuda, también nos reconfortaron y caminaron a nuestro lado durante esa terrible época. Su ayuda me hizo ser aún más consciente de la importancia de la misión de caridad de la Iglesia.
Los desafíos que han quedado en las comunidades golpeadas por el ébola son enormes. Tenemos que encontrar los medios de apoyar a los supervivientes y a los huérfanos. Aquellos que no han podido volver a trabajar necesitan apoyo para encontrar formas de mantenerse económicamente.
Las comunidades deben asegurar que las escuelas tengan servicios sanitarios y acceso a pozos en donde puedan encontrar agua potable segura. Necesitan que se creen actividades generadoras de ingresos para que la gente se pueda mantener a sí misma.
Caritas sigue trabajando en concienciación sobre higiene en mi comunidad, pero necesitan fondos para seguir ayudándonos de otras formas.
Ahora, una de las cosas más importantes para mí es asegurar que rezo por los muertos, especialmente en el mes de noviembre. Rezo especialmente por aquellos que murieron de ébola, que sean bendecidos por la gracia de Dios.