Las comunidades en Oceanía advierten del aumento en los niveles del mar y la erosión costera en un nuevo informe de Caritas.

En Vanuatu, el maestro y pescador Tony Raymond dice que los peces son cada vez más pequeños y el arrecife está muriendo debido al légamo que se desprende de las sierras. Foto: Caritas

Las comunidades costeras en Oceanía están siendo forzadas a abandonar sus hogares debido al aumento en los niveles del mar y la erosión, en una situación que ha sido catalogada como severa, de acuerdo con un nuevo informe de Caritas.

Con el lanzamiento del Informe sobre el Estado del Medioambiente en Oceanía 2017, los líderes de Caritas en la región del Pacífico resaltan el trastorno generalizado a los pueblos costeros como consecuencia del aumento del nivel del mar, las inundaciones, la erosión y el abuso de los recursos oceánicos.

En un aleccionador mensaje de las comunidades que viven al filo del cambio climático y la degradación medioambiental, Turning the Tide (Cambiando de rumbo) habla acerca del aumento de los mantos freáticos, sal que se filtra en las aguas subterráneas, peces envenenados y manglares moribundos. «Nunca antes hemos visto que esto ocurra», señala George Alabeni, de una contraparte de Caritas en las Islas Salomón. «Es nuevo para nosotros».

El impacto en toda Oceanía se cataloga como «severo» en esta evaluación anual de riesgo iniciada en 2014 por miembros de Caritas en Aotearoa Nueva Zelanda, Australia, Tonga, Samoa y Papúa Nueva Guinea, en consulta con comunidades locales.

Los efectos de los factores medioambientales que impiden el acceso a alimentos y agua seguros se consideran «altos». Esto incluye fenómenos meteorológicos extremos y el uso agresivo de la tierra en actividades como minería, la tala de árboles, las plantaciones de aceite de palma que afectan adversamente los suministros de alimentos y agua limpia de la gente.

El informe considera que la cantidad y calidad de la financiación actual para la lucha que más están sufriendo los efectos del cambio climático – son inadecuadas, a pesar de que la financiación en la región está aumentando. Todavía no se está comprometiendo suficiente, dicen los líderes de Caritas, y no está llegando suficiente a los más vulnerables.

Las precipitaciones sin precedentes en Nueva Caledonia provocaron severas inundaciones y desprendimientos de tierras en noviembre de 2016, dejando un saldo de 9 muertos. Foto: Robert Le Borgne

Casas abandonadas

Caritas está documentando la forma en que los habitantes del litoral están siendo forzados a abandonar sus hogares. «Es casi como que a uno le arranquen el corazón del pecho», dice el alcalde de las Islas del Estrecho de Torres, Fred Gela, en donde se ha identificado que 15 comunidades están en riesgo por el aumento en los niveles del mar. Para aquellos que han vivido al lado del océano por generaciones es difícil decirle adiós a una tierra que es suya por derecho de nacimiento.

En la vecina Papúa Nueva Guinea, los coordinadores de Caritas diocesanas han identificado erosión costera y/o inundaciones en 12 de 19 diócesis, y 30-35 comunidades han tenido que alejarse de la costa o reasentarse en tierras más altas. Casi todos los coordinadores reportan que los suministros de alimentos y agua están siendo afectados por eventos meteorológicos y por la extracción a gran escala de recursos.

«Yo crecí en esa casa y ahora está abandonada», dice Muliagatele Siafao Malo. En su aldea costera de Solosolo en Samoa, el 60 por ciento de personas han tenido que reubicarse. La tierra de sus ancestros simplemente está desapareciendo en el agua. Se pronostica que los niveles del mar alrededor de Samoa aumentarán entre 7 y 17 cm. para 2030 en comparación con el nivel medio entre 1986 y 2005.

«Las cosas cambiaron… Y muy rápidamente», reporta el Grupo Juvenil de Caritas Kiribati, al documentar los cambios medioambientales en las islas Kiribati: salinización del agua potable, muerte de manglares y erosión costera. Incluso en Nueva Zelanda, este año 50 de 70 zonas de muestreo de aguas subterráneas no pasaron los criterios de e-coli en el agua potable.

Pérdida de fuentes alimentarias y recursos hídricos

«Bajo las olas, la temperatura, el volumen y la química de nuestros océanos está cambiando», advierte el informe. Como dice George Alabeni en las Islas Salomón: «A veces el mar está muy caliente… Y no es agradable», el aumento de la temperatura del océano está trastornando los patrones de vida marina, los vecinos informan que hay menos peces y que los que pescan les sientan mal. Peces muertos llegan a las una vez hermosas playas de la isla. «El mundo está cambiando… Todo está cambiando», dice George.

El uso irresponsable de la tierra ignorando las necesidades del medioambiente y las comunidades locales se está combinando con fenómenos meteorológicos cada vez más severos para empujar al borde de la supervivencia a la gente que vive de la agricultura de subsistencia y la pesca. La minería en el lecho marino, la producción de petróleo y gas y la explotación forestal están afectando el acceso a fuentes tradicionales de alimentos y agua.

Estrategias de supervivencia

El Grupo Juvenil de Caritas en Kiribati plantando manglares para proteger las costas. Foto: Caritas

En toda Oceanía, Caritas está apoyando a comunidades que buscan estrategias de supervivencia a largo plazo. En Fiji, la contraparte de Caritas SEEP trabaja para conservar prácticas de pesca tradicionales y sostenibles. En Samoa y Tonga, Caritas está ayudando a la gente a prepararse para el aumento de las sequías y precipitaciones extremas. Las comunidades han creado sitios de acopio preventivo de suministros, han construido casas más robustas y se han establecido suministros de agua. En las Islas Salomón, las comunidades han instalado paneles solares y una turbina eólica.

En Turning de Tide, los líderes de Caritas exhortan a los líderes internacionales, a los gobiernos de Oceanía y a la sociedad civil a proteger a estas comunidades amenazadas – y nuestro futuro global compartido. Entre las acciones propuestas se incluye implementar plenamente el Acuerdo de París sobre el cambio climático y medidas específicas para invertir en agricultura sostenible, pesca y conservación de recursos hídricos limitando el uso de químicos nocivos.

Las grandes empresas y el gobierno deben operar de forma responsable. Se exige una moratoria en la minería y la prospección de lechos marinos. Se necesita mayor financiación para apoyar a Oceanía y estos fondos deben ser mejor canalizados para llegar directamente a las personas vulnerables.

Los habitantes del litoral pacífico tradicionalmente han vivido en una relación interdependiente con la tierra y el océano. Actualmente, esta forma de vida está amenazada y en los habitantes de Pomio, Papúa Nueva Guinea, surge una inquietante pregunta para el resto del mundo:

«¿En dónde sembraremos nuestros huertos en el futuro?»

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