El Papa llama a la paz en Myanmar

En su visita a Myanmar, del 27 al 30 de noviembre, el Papa Francisco llamó a la paz, “una paz basada en el  respeto por la dignidad y los derechos de cada miembro de la sociedad, el respeto por cada grupo étnico y su identidad, el respeto por el estado de derecho y el respeto por un orden democrático”.

Su visita llega en medio de un éxodo de más de 620 000 personas desde el estado de Rakhine, en Myanmar, hacia Bangladesh después de que se iniciase una ofensiva militar contra la minoría étnica de los rohingya.

“El mayor tesoro [de Myanmar] es sin duda su gente, que ha sufrido y sigue sufriendo a causa de los conflictos civiles y de las hostilidades que durante demasiado tiempo han creado profundas divisiones”, decía el Papa Francisco. “La curación de estas heridas ha de ser una prioridad política y espiritual fundamental”

Al igual que ha sucedido en Rakhine, también ha habido una serie de graves hostilidades étnicas por todo Myanmar, en Kayah, Kayin, Shan y Kachin. El conjunto de estos conflictos internos ha sido etiquetado como la guerra civil más prolongada del mundo.

El campamento Palana cuenta con el apoyo de Caritas, que ofrece asistencia humanitaria proporcionando alimentos, artículos domésticos, agua limpia y medicamentos, entre otras cosas. Foto de Tommy Trenchard/Caritas

“Incendiaron nuestra casa”, dice Hkawn Ra, una viuda de 43 años que vive en el campamento Palana, en Myitkyina, estado de Kachin. “Los militares quemaron todas nuestras pertenencias. El único edificio que permaneció en pie en toda la localidad fue la iglesia”.

La lucha entre el ejército del Gobierno y los guerreros de Kachin hizo que en 2011 100 000 personas huyeran de sus pueblos después de que se rompiera el alto el fuego. “Huimos a la selva. El único refugio que teníamos era el que podíamos construirnos con ramas de bambú”, explica Hkawn. “Mi hija mayor, Theresa, se puso enferma y murió por congelación. Tenía 22 años”.

Hkawn y los miembros de su familia que sobrevivieron llegaron al campamento Palana después de 12 meses en la selva. “Cuando llegamos al campamento nos sentimos seguros y atendidos por Caritas”, afirma Hkawn.

Palana se encuentra dentro de una propiedad de la Iglesia. Caritas ha conseguido ofrecer asistencia humanitaria en este y en otros campamentos, proporcionando comida, artículos domésticos, agua limpia y medicamentos, entre otras cosas.

Hkawn Ra (la de la camisa amarilla) en una reunión sobre protección infantil en el campamento para desplazados internos de Palana. Foto de Patrick Nicholson / Caritas

Hkawn Ra (la de la camisa amarilla) en una reunión sobre protección infantil en el campamento para desplazados internos de Palana. Foto de Patrick Nicholson / Caritas

En el cercano St. Joseph, el director del campamento, Parick Khun Seng, dice que las necesidades básicas están cubiertas, pero después de 6 años los recursos están disminuyendo. “Hay falta de empleo. Estas personas son pastores de ovejas. No poseen las habilidades que se piden aquí”, explica. “Debido a la falta de trabajo no hay dinero para pagar la educación. El empleo y la educación son las dos grandes carencias”.

Karuna Mission Social Solidarity (KMSS es el nombre local de Caritas Myanmar) es la mayor agencia local del país en términos de cobertura, trabajando en 2000 localidades. Hay alrededor de 700 personas trabajando en 170 proyectos. Además de proporcionar asistencia, Caritas y la Iglesia promueven la paz.

“En Kachin, los desplazados han estado viviendo en refugios de 10 por 15 pies durante más de media década. Tienen acceso a una alimentación básica, pero no hay educación ni sanidad”, dice Win Tun Kyi, director de KMSS. “Si sigues así, al final pierdes tu identidad. Necesitan poder volver a casa para rehacer sus vidas”, dice.

El obispo de Myitkyina, Francis Daw Tang, afirma: “Sin paz no podemos hacer nada. Con las negociaciones podemos aliviar la carga de la gente. Los militares explotan los recursos. Mientras que ellos estén presentes no podrá haber seguridad. Esperamos que el Papa Francisco pueda convencer a los militares para que tomen parte en las negociaciones de paz”.

Hkawn Ra y su hijo estaban entre los peregrinos que viajaron para ver al Papa Francisco en Yangon. “Voy a ver al Papa Francisco”, decía. “Espero que su visita traiga paz y que las personas de los campamentos puedan volver a casa”.

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