Kasai: Rompa el silencio

Por Harriet Paterson
Fotos por Guy Marin, Sam Phelps, Caroline Thirion

El conflicto ha devastado la región de Kasai en la República Democrática del Congo, dejando tras de sí una compleja crisis humanitaria.

Un paisaje desolado es lo que ahora espera a los supervivientes que retornan a casa: aldeas quemadas, campos despojados de cosechas, epidemias de enfermedades en expansión. Han perdido tres temporadas de siembra.

3,000,000

de personas padecen hambre

400,000

niños están sufriendo de desnutrición aguda severa

Sin ayuda, muchas personas vulnerables simplemente no sobrevivirán las penurias a que se enfrentan. «Esta es una emergencia humanitaria verdaderamente desastrosa», dice Jean-Pierre Pokavu de Caritas Congo. «Las necesidades son enormes».

Caritas lanzó un llamamiento de emergencia para ayudar a la población afectada por la guerra y ya está trabajando en la distribución de víveres, suministros esenciales para el hogar y kits de higiene. Las organizaciones Caritas continúan con su apoyo a largo plazo a la región.

El Papa Francisco ha pedido un día de ayuno y oración por la paz para el Congo y Sudán del Sur. La ONU ha clasificado a Kasai con el nivel de emergencia más alto.

Es hora de romper el silencio.

Se agota el tiempo para 3 millones de personas en Kasai y Caritas hace un llamado para obtener ayuda con urgencia.

00
00
00
00

«Siento tanto pesar».

Denise Ndekenya y su hijo. Foto por Guy Marin/Caritas Congo

«Yo tenía cinco hijos y a mi esposo», dice apesadumbrada la viuda Denise Ndekenya. «Ahora solo me quedan dos hijos…» La milicia atacó la aldea de Denise el pasado abril y mató a su familia. Su esposo fue decapitado.

En aquel entonces Denise estaba en el hospital con dos de sus hijos. Los vecinos le avisaron de lo sucedido y, en vez de volver a casa, emprendió un largo y peligroso viaje por el monte con sus hijos. Finalmente llegó a la parroquia de San Agustín, cerca de Tshikapa, en donde está recibiendo ayuda de Caritas.

«¿Qué voy a hacer ahora?», pregunta Denise. «Me siento desolada». Es un sentimiento que demasiadas personas comparten.

En 2017, casi millón y medio de personas abandonaron sus hogares en la región de Kasai en la RDC, cuando el mortal conflicto entre la milicia local Kamuina Nsapu y el ejército congolés arrastró a los civiles a su vórtice.

Generalmente, las cinco provincias de Kasai son estables, a diferencia de la famosa área oriental de la RDC, en donde la violencia ha reinado por décadas. El coste humano en Kasai ha sido tremendo, se han registrado al menos 3.000 muertes y 87 fosas comunes. Las mutilaciones, los asesinatos, la violencia sexual y el reclutamiento forzoso de niño son endémicos. Entre el 40 y el 60% de la milicia está integrada por niños de 8 a 18 años.

«Lo han perdido absolutamente todo».

Todo esto tiene lugar en el funesto contexto del Congo en general. La situación de pobreza, guerra civil y corrupción empeoró considerablemente en 2017, un número estimado de 13 millones de personas necesitarán ayuda de emergencia este año. El país está enzarzado en una crisis política, a la espera de elecciones que el presidente Joseph Kabila ha retrasado repetidas veces.

Richard y su familia han perdido todo. Foto de Caritas Bélgica.

Actualmente hay una estabilidad relativa en Kasai y muchos desplazados están retornando a casa. Pero ¿a qué?

«Lo han perdido absolutamente todo», declara Juliette Maquart de Caritas Internationalis. «Sus casas ya no existen, han sido saqueadas y quemadas, al igual que clínicas y escuelas».

Con redes establecidas desde hace mucho tiempo, Caritas y la Iglesia católica se encuentran en una posición idónea para llegar a los habitantes de Kasai.

«Tuvimos que abandonar nuestra aldea», recuerda Richard, un superviviente de Kapangu. «Era un campo de batalla. Nos refugiamos en el monte. Nos fuimos dejándolo todo – nuestro ganado, nuestras propiedades, todo quedó atrás». – Richard, un sobreviviente de Kapangu

Caritas en acción

Ayuda de emergencia

«La Iglesia católica está presente en todas las aldeas congolesas», explica Abbe’ Donatien Nshole, portavoz de la Conferencia Episcopal del Congo. «Por consiguiente, tenemos acceso a áreas que la ONU no cubre».

Las cooperaciones establecidas desde hace mucho tiempo con organizaciones locales le han permitido a Caritas desempeñar un papel protagónico en la respuesta a la crisis. Desde salvar vidas por mensajes de texto, hasta suministrar kits de artículos básicos para el hogar, Caritas está movilizando sus redes internacionales y nacionales para ayudar a reconstruir Kasai.

«Ni ollas ni sartenes, nada que comer.
Gracias a Dios, esta ayuda de Caritas llegó justo a tiempo». – Denise Ndekenya

Las necesidades básicas apremiantes de los retornados, desplazados y sus familias de acogida las está satisfaciendo CRS (Caritas EE. UU.), que está trabajando para llegar a 258.000 personas con subsidios en metálico, artículos esenciales para el hogar y víveres. Se les está dando prioridad a familias a cargo de mujeres, ya que muchas perdieron a sus esposos en el conflicto. Este es uno de muchos programas de emergencia que están ejecutando miembros de Caritas en toda la región de Kasai.

«Seguiremos esforzándonos por ayudar a nuestra población», dice el P. Pierre Mulumba, coordinador de Caritas Luebo, que les llevó víveres de emergencia y kits de artículos básicos para el hogar a 3.600 personas vulnerables (600 familias) en Tshikapa en el mes de febrero, como parte del mismo proyecto que está ayudando a la viuda Denise Ndekenya.

Las familias recibieron suficientes víveres para unos tres meses, incluyendo harina de maíz, frijoles, sal y aceite. «Estamos ayudando a otras 12.000 personas con agua, saneamiento y kits de higiene», reporta el P. Pierre.

Muchas de estas familias están a cargo de madres viudas, como Denise, que han estado viviendo en el monte durante varios meses y no tienen nada.  En sus propias palabras: «Ni ollas ni sartenes, nada que comer. Gracias a Dios, esta ayuda de Caritas llegó justo a tiempo».

De cara al futuro

Las comunidades de Kasai afectadas por la guerra necesitan ayuda a largo plazo para reconstruir sus casas, sembrar cultivos, resolver sus divisiones y superar sus traumas. Los niños necesitan una dieta sana, agua limpia para beber y protección contra enfermedades.

CRS (Caritas EE. UU.) tiene un programa de cinco años que llegará a más de un millón de personas en Kasai central y Kasai oriental. El objetivo del programa es mejorar el suministro de alimentos y la variedad dietética de la gente, suministrar agua limpia y saneamiento, y estimular su economía familiar.

Los pobladores de Bena Mabika, Kasai Oriental, trabajan con CRS para mejorar la alimentación, el saneamiento y la seguridad económica “. Foto por Sam Phelps / CRS

«Se necesita mucho coraje». – Theodore Kazadi, Caritas Bélgica

Gran parte de este bienestar familiar depende de las mujeres de Kasai, que necesitan apoyo en muchos ámbitos para empezar de nuevo. Ellas son las más afectadas por la guerra, sin embargo, son el pilar de la precaria economía familiar.

«La producción agrícola está completamente en manos de las mujeres», dice Jean Ambela de CRS. «Pese a esto, estas mismas mujeres han sido excluidas de todos los programas de desarrollo».

Caritas está ayudando a alfabetizar a las mujeres de Kasai y a formarse como líderes en sus comunidades para que sus derechos puedan ser reconocidos y su voz sea escuchada en la toma de decisiones de la comunidad. Sin embargo, en esta sociedad machista, queda mucho por hacer.

«Es una cuestión de cambiar actitudes», dice Theodore Kazadi de Caritas Internationalis. «Se necesita mucho coraje».

Los residentes trazan un mapa de los aspectos de su aldea que desean mejorar, incluida la salud, el saneamiento, el acceso al agua potable y la educación. Proyecto de 5 años de CRS, Bena Mabika, Eastern Kasai. Foto por Sam Phelps / CRS

La voz de la Iglesia a favor de la paz

La paz y la reconciliación son lo que los habitantes de Kasai y todo el país necesitan con urgencia: paz para sembrar sus campos, para reconstruir sus hogares, para criar a sus hijos en un entorno seguro.

«La gente ha sido herida, machacada», dice Mons. Marcel Utembi, arzobispo de Kisangani y presidente la Conferencia Episcopal del Congo. «Han sufrido depresión y traumas, ahora necesitan ser acompañados».

En el ámbito nacional, la Iglesia católica está desempeñando un papel fundamental promoviendo la causa de la democracia y la paz, y es una poderosa intercesora del pueblo congolés. La mitad de la población congolesa es católica.

«La Conferencia Episcopal del Congo está en una carrera para sacar al país de una inminente y catastrófica crisis política y humanitaria», dice Fergus Conmee de CAFOD.

Sin embargo, la milicia Kamuina Nsapu le está haciendo la guerra a la Iglesia, profanando y destruyendo iglesias, conventos y centros de salud. La situación es muy precaria. Todo depende de encontrar una ruta hacia la paz.

Caritas y la Iglesia están enfrentando este desafío junto con los habitantes de Kasai. Como dice Mons. Félicien Mwanama, obispo Kasai central: «Podemos ayudar a la gente a recuperar la fe en sí misma reconciliándose entre sí… La Iglesia ya está haciendo su labor».

«Ante Dios, preguntémonos a nosotros mismos ‘¿Qué puedo hacer yo para promover la paz?’»

– El Papa Francisco anuncia una jornada de oración por la paz en la RDC y Sudán del Sur para el 23 de febrero de 2018.

¿Cómo puedo ayudar?

Más información
#kasainow and Caritas Congo