Cuando llueve, la buena higiene se vuelve aún más importante.
A principios de 2018 no había letrinas ni lugares de aseo en muchas áreas del campamento de refugiados en Bazar de Cox. Las familias no tenían más opción que defecar en las laderas de las colinas, porque no había letrinas ni lugares de aseo. Cuando llovió, los residuos simplemente se desplazaron por las laderas, provocando un riesgo para la salud.
Rebeya, de Bangladesh, empezó a trabajar como voluntaria para Caritas Bangladesh a principios de 2018 y ha estado trabajando en el mejoramiento de las instalaciones de salud y saneamiento en campamento.
En su primera visita a uno de los campamentos, Rebeya dice que se sintió abrumada por lo que vio.
«Tenía un poco de miedo. Era la primera vez en mi vida que visitaba un campamento de refugiados. Había mucha gente y me impactó ver dónde vivían, eran viviendas de bambú y plástico [lona], y lo primero que pensé fue ¿cómo pueden sobrevivir así, en estas condiciones?»
«Entendí que tenía un papel vital que desempeñar, en estas condiciones la buena higiene puede prevenir enfermedades y salvar vidas».
Rebeya visitaba a las mujeres en el campamento y hablaba con ellas. Se ganó su confianza y gracias a ello Caritas Bangladesh pudo planificar la construcción de letrinas en lugares en donde las mujeres y las niñas se sintieran cómodas usándolas.
«Las mujeres rohingya son modestas y tímidas y teníamos que respetar esto asegurando que las letrinas se construyeran cerca de donde vivían y tuvieran señales obvias que dijeran: ‘solo mujeres y niñas’. Esto hizo una diferencia enorme para ellas e hicimos lo mismo con las zonas de baño».
Rebeya dice:
«Yo sé que un artículo sanitario no salva vidas, pero es importante, es fundamental para devolverles la dignidad a las mujeres y niñas que han padecido tanto sufrimiento.
Las mujeres me dicen que cuando nos ven [Caritas Bangladesh], saben que no se les ha echado al olvido».