El acceso a agua limpia para beber y lavarse es una cuestión de vida o muerte en muchas partes del mundo.
George Wambugu, experto sobre el tema del agua del equipo de emergencias de CAFOD (miembro de Caritas de Inglaterra y Gales) reflexiona sobre las razones por las que el acceso al agua y saneamientos debe ser prioritario para los más pobres, los enfermos y los vulnerables.
Más de 2.200 millones de personas, en todo el mundo, no tienen acceso a agua potable y 4.400 millones no disponen de saneamientos adecuados, a pesar de ser un derecho fundamental. Las consecuencias de ello, en la vida y la salud de las personas, son enormes.
A falta de una fuente de agua segura, las comunidades pueden tener que depender de agua contaminada. Los habitantes de las zonas con escasez de agua deben caminar mucho, en busca de agua -más de 5 km- y es peor en las zonas propensas a la sequía. Las mujeres y las niñas son las más afectadas, ya que son las que van a buscar el agua para el hogar.
Al no haber letrinas, las personas hacen sus necesidades fisiológicas entre los arbustos. Cuando llueve, los excrementos son vertidos en las fuentes hídricas, sin olvidar las moscas que llevan la suciedad a los hogares. Las mujeres y las niñas también están expuestas a abusos y agresiones sexuales, ya que la gente utiliza el bosque por la noche o por la mañana temprano para mayor privacidad.
Foto de Maggie Andresen for Catholic Relief Services
La falta de agua potable y de letrinas adecuadas aumenta la incidencia de enfermedades diarreicas y en los niños tiene un impacto sanitario aún mayor. Se calcula que medio millón de personas mueren cada año en el mundo por beber agua sucia.
Las organizaciones miembro (OM) de Caritas de numerosas zonas del mundo trabajan con las comunidades para identificar y desarrollar fuentes hídricas adecuadas, para uso doméstico y sistemas básicos de riego. Entre ellas se encuentran los pozos protegidos excavados manualmente, los pozos de perforación, el sellado de manantiales y los programas básicos de abastecimiento hídrico, en zonas rurales.
Las OM también promueven el saneamiento y la higiene. Para garantizar la sostenibilidad, la comunidad se compromete desde el inicio del proyecto hasta su finalización y los representantes elegidos reciben formación en la gestión de las instalaciones y el medio ambiente, los saneamientos y la higiene. Es importante garantizar que la gente tenga las habilidades necesarias en la comunidad para reparar y mantener las bombas de mano y otras instalaciones.
El acceso a agua potable y saneamientos es especialmente importante en las instalaciones para la asistencia sanitaria. La Iglesia católica es la mayor institución civil que presta asistencia sanitaria en el mundo. Construye y gestiona instalaciones sanitarias y está presente -a través de Caritas y otros organismos religiosos- y presta atención médica en algunos de los contextos más pobres y difíciles del mundo, como en zonas de guerra, de pobreza, ante catástrofes naturales y en ausencia de acceso a servicios básicos, como agua limpia e higiene.
Debido a las limitaciones de la financiación, muchos de los centros sanitarios no disponen de servicios adecuados de abastecimiento de agua, saneamientos e higiene. En muchos casos, el agua se obtiene de las escasas fuentes hídricas de la comunidad, a utilizar en los centros de salud.
Foto de Tommy Trenchard/Caritas
En muchos casos no se da prioridad a la eliminación de los residuos sanitarios, debido a las limitaciones de financiación y las instalaciones para su eliminación no son adecuadas, para garantizar que los residuos no sean infecciosos.
Es muy importante que la dirección de estos centros comprenda los estándares mínimos con los que deben funcionar y se asegure de que haya financiación suficiente para mantenerlos.
Para poder alcanzar esos estándares, se necesita una financiación inicial por parte de los donantes, si se quiere garantizar que instalaciones como las letrinas, las incineradoras y los sistemas de abastecimiento de agua sean actualizados, con el fin de cumplir los estándares. Esto requiere la formación del personal en los estándares y la colaboración con el gobierno del país.
El acceso a agua potable es aún más importante en esta época de la COVID-19 para garantizar que tanto los pacientes como el personal sanitario puedan protegerse del virus.