“Musulmanes y cristianos viven juntos, hombro con hombro, desde hace mucho tiempo y hacen de la República Centroafricana lo que hoy es: un país rico en diversidad religiosa y humana. No deberíamos permitir que se perdieran estos valores de armonía”, ha expresado.
La República Centroafricana se ha enfrentado a meses de violencia, en donde primero los "Seleka" y ahora las milicias antimusulmanas "Anti-balaka" han aterrorizado a las poblaciones locales. La Iglesia católica ha estado protegiendo a los musulmanes en el país.
Luego de haberse hundido en el caos, la población musulmana de la República Centroafricana está despareciendo. Quienes no han sido asesinados por las milicias están huyendo del país.
Cáritas Internationalis está poniendo en marcha una enorme labor de recuperación en la República Centroafricana después de que meses de disturbios hayan dejado el país devastado.
Cáritas está ayudando ahora a las personas de Bossangoa a reconstruir sus vidas, mediante la Cáritas local y los miembros internacionales CRS y Secours Catholique.
Un par de botas, un nuevo balón y cuatro décadas de servicio hacen que se celebre un partido de fútbol en la República Centroafricana.
Millares de familias musulmanas se han visto obligadas a abandonar sus hogares, en la República Centroafricana. Los barrios musulmanes de pueblos y aldeas están ahora vacios.
En la República Centroafricana se está llevando a cabo una tragedia humana. El conflicto estar desgarrando el tejido social. Tanto la comunidad cristiana, como la musulmana, están rezando por la paz.
El gobierno no tiene poder. Los servicios básicos, como la asistencia médica y la educación, se han colapsado. La República Centroafricana está al borde del abismo.
Más de 41.000 personas están apiñadas en el recinto de la misión católica en Bossangoa, un pueblo al norte de la República Centroafricana. Duermen en el suelo, en los corredores, en la catedral, la escuela, la cancha de baloncesto, entre coches y en los patios.