EL ROSTRO FEMENINO ES CLAVE PARA RESTABLECER LA PAZ, LA JUSTICIA Y EL DESARROLLO EN SIRIA

Tras 11 años de guerra civil en Siria, el impacto de la violencia, con el prolongado conflicto, han dejado profundas heridas y cicatrices en el país. El grave deterioro económico y sus repercusiones, así como el impacto de la pandemia de la COVID-19, han dejado a más del 90% de la población viviendo por debajo del umbral de la pobreza y a unos 14,6 millones de personas necesitadas de ayuda humanitaria para satisfacer sus necesidades básicas. Desde 2011, las hostilidades se han reducido en la mayor parte del país, pero las necesidades de los pobres siguen aumentando. En un año, de 2021 a 2022, se ha producido un aumento de 1,2 millones de personas que necesitan ayuda humanitaria. En la actualidad, hay unos 6,9 millones de personas desplazadas en el país. Según Rita Jarallah, directora adjunta de Comunicaciones de Caritas Siria, la mujer ha desempeñado un papel fundamental en la reconstrucción del país y en los procesos de consolidación de paz, así como en la identificación de las necesidades y problemas urgentes de las víctimas de la guerra. “Desde que Caritas Siria pudo reanudar sus actividades, tras el inicio de la guerra en Siria, el rostro femenino ha estado muy presente en esta labor”, afirma Jarallah.

En medio de esta crisis, las mujeres de Caritas siguen desempeñando un papel importante en la evaluación y realización de proyectos humanitarios, para aliviar el sufrimiento de las personas afectadas, desplazadas y vulnerables, y apoyarlas en condiciones difíciles. Algunas mujeres participaron en varias evaluaciones de necesidades realizadas en diferentes partes del país. Tenían la fuerza, la capacidad y las habilidades para salir a ayudar a los necesitados. A principios de 2021, la alimentación fue identificada como la necesidad número uno en todos los grupos de población, género y edad, seguidos por el apoyo a los medios de sustento y a los ingresos, y por los artículos no alimentarios y la ayuda para el alojamiento. “Tras años de experiencia, no podemos negar que la mujer tienen una presencia influyente y un papel importante en Caritas. Cada una en su puesto. Ya sea en las tareas de gestión, en el trabajo de oficina o en el campo con los beneficiarios -personas afectadas, desplazadas y vulnerables. Cabe destacar que la participación femenina en el trabajo de Caritas tiene una forma positiva, debido a sus habilidades, paciencia, trabajo y sensibilidad. Todo ello ha contribuido al éxito de las actividades de la organización en la consecución de los objetivos deseados para ayudar a los más necesitados”, añade Jarallah.

Desde el inicio del conflicto, unos 6,8 millones de personas huyeron de Siria y son refugiados y solicitantes de asilo en países extranjeros. En el Líbano, donde se calcula que viven 1,5 millones de refugiados sirios, las mujeres han sido eficaces guardianas de la paz en sus comunidades locales. Según Rita Rhayem, asesora de Salud y VIH de Caritas Internationalis y ex directora de Caritas Líbano: “Se han desarrollado programas para disminuir la tensión entre las comunidades de acogida y los que llegaban al país. Los programas que incluían a las mujeres fueron los que más éxito tuvieron a la hora de abordar estas cuestiones”. Como confederación, Caritas se dedica a promover el liderazgo y la participación de la mujer en la toma de decisiones, a todos los niveles. En tiempos de crisis, las mujeres de Caritas han demostrado ser los pilares de sus comunidades y de la sociedad, y desempeñan un papel fundamental a la hora de identificar las necesidades de las personas a las que sirven y aliviar sus sufrimientos.

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