Una semana después de la publicación de la exhortación apostólica Laudate Deum del papa Francisco, los líderes religiosos de todo el mundo respaldan el apoyo a un fondo de pérdidas y daños para mitigar los impactos perjudiciales e injustos del cambio climático, que ya afectan a los pobres. Muchas naciones del Sur del mundo, que son las que menos contribuyeron a la crisis climática, están ya pagando el precio más alto de las operaciones de otras naciones. En la COP28 (este año del 30 de noviembre al 12 de diciembre), los líderes religiosos emitirán una declaración en la que pedirán a los líderes de todo el mundo que protejan a los pobres y trabajen por una verdadera justicia climática.
“La solidaridad exige una acción urgente por parte de quienes tienen medios y responsabilidad. Un ‘fondo de pérdidas y daños’, que realmente sea satisfactorio para las necesidades de las personas que están en la primera línea de la emergencia climática, no es solo una responsabilidad, es un imperativo moral innegable“, dice el presidente de Caritas Internationalis, Mons. Isao Kikuchi.
Las pérdidas y daños se refieren a los impactos del cambio climático que ya se están experimentando en todo el mundo, especialmente por las personas del Sur del mundo. Tras las conversaciones internacionales sobre el clima, en la COP27 celebrada en Egipto el año pasado, se llegó a la decisión de establecer dicho fondo para las comunidades que sufren la actual emergencia climática.
Altos representantes del Vaticano, grupos religiosos de países vulnerables frente al clima y diversas partes interesadas contribuyeron a las discusiones celebradas en la COP27 y, en particular, reflexionaron sobre el caso moral de la acción sobre pérdidas y daños. Según fuentes del ACNUR, más de 20 millones de personas se ven obligadas a abandonar sus hogares, debido a fenómenos meteorológicos extremos, como el aumento del nivel del mar, las sequías prolongadas, las graves inundaciones y la degradación del medio ambiente.
Caritas Internationalis y SCIAF (Caritas Escocia), junto con CIDSE y el Movimiento Laudato si’, creen que existe una profunda falta de armonía en la génesis de la crisis climática, que está perjudicando más a nuestros hermanos y hermanas más pobres.
“Un fondo de pérdidas y daños no debe ser solo simbólico, sino que debe apoyar a quienes sufren la peor parte de la crisis climática. Ante la escalada de la misma, este compromiso con la equidad y la rendición de cuentas debe servir como piedra angular de todas las iniciativas. ¡Unámonos en la solidaridad y con determinación!”, exhorta Alistair Dutton, secretario general de Caritas Internationalis.
Los detalles finales del fondo de pérdidas y daños se acordarán en la COP28 de Dubái, a finales de este año, y los líderes religiosos emitirán su declaración en apoyo del mismo, para proteger a los pobres y que: haga llegar los recursos a las personas que más lo necesitan; cuente con los fondos adecuados sobre la base del principio de que quien contamina paga; aborde plenamente las pérdidas y daños no económicos; y corrija la injusticia de que las naciones más pobres paguen el precio de las acciones de otras naciones.
La urgencia de actuar crece cada día y el precio de nuestros estilos de vida ya lo están pagando quienes menos han contribuido al desastre climático. “El fondo de pérdidas y daños es simplemente una cuestión de justicia y reconocimiento de responsabilidad. Lo que se necesita ahora es coraje para tomar las decisiones y hacer realidad el fondo y sus mecanismos”, dice Josianne Gauthier, secretaria general de CIDSE.
A la luz de las realidades de la crisis climática, Tomás Insua, director ejecutivo del Movimiento Laudato si’, hace un llamamiento a una visión compartida para el futuro, basada en la justicia y la compasión: “Seamos la generación que se eleva por encima de la indiferencia, desafiando el statu quo y allanando el camino para una verdadera solidaridad, con el fondo de pérdidas y daños”.
Apoye la declaración del fondo de pérdidas y daños aquí: https://campaign.sciaf.org.uk/loss-and-damage-moral-case-action
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