Las fronteras de Europa se cierran, dejando tiradas a miles de personas

“No tenemos suficiente comida. No tenemos más ropa. No podemos cuidar nuestra higiene”, dice un joven sirio de 26 años de edad, que lleva bloqueado 10 días en la frontera entre Grecia y Macedonia, en Idomeni.

Según se van cerrando las fronteras europeas, los refugiados y migrantes quedan varados y desesperados: “No hay manera segura de continuar nuestro viaje. La frontera está casi cerrada para nosotros, que  huimos de la guerra. He perdido la esperanza. Yo solo quiero vivir una vida normal”, dice el joven sirio.

En febrero, Austria dijo que sólo aceptaría un puñado de los solicitantes de asilo y refugiados al día, lo que desencadenó un efecto dominó en el cierre de fronteras, para la gran mayoría de las personas que huyen de la guerra y la pobreza, desde el Medio Oriente, Asia y África.

En 9 de marzo, Eslovenia y la vecina Croacia se negaron a permitir el tránsito de la mayoría de los refugiados a través de su territorio. Serbia y Macedonia dicen que van a hacer lo mismo.

En la frontera entre Grecia y Macedonia. Foto de Maurizio Jovovich

En la frontera entre Grecia y Macedonia. Foto de Maurizio Jovovich

“El cierre de fronteras no va a resolver el problema, es sólo una solución parcial, más fácil para algunos países, pero que deja una carga mayor a los demás”, dice Ana Zivkovic, de Caritas Serbia.

Las restricciones en las fronteras no han impedido nuevas llegadas a Grecia: miles de personas llegan cada día a las islas griegas periféricas. Más de 140.000 personas han hecho la travesía a través del Mediterráneo de Turquía a Grecia este año, después de que lo hicieran un millón de personas en 2015.

Nueve de cada diez exiliados proceden de los ‘países productores de refugiados’ más importantes del mundo: Siria, Irak, Afganistán y Eritrea. Más de la mitad de los que hacen la travesía son mujeres y niños.

La decisión de imponer restricciones fronterizas más rígidas pretende convertir efectivamente a Grecia en un campo de refugiados de forma indefinida. En Grecia, en Idomeni, y en Atenas, en el puerto del Pireo y en Victoria Square, los refugiados y los migrantes necesitan desesperadamente asistencia humanitaria. Ellos no tienen acceso ilimitado a aseos, servicios médicos, información y servicios legales.

En Idomeni, están durmiendo en tiendas de campaña en los campos. “Es un ambiente muy tenso. Hace frío, la gente está tratando de encontrar algo para hacer fuego y mantenerse caliente. Faltas tiendas de campaña y comida caliente. Muchas familias con niños llevan días esperando en la frontera”, dice Evelyn Karastamati, coordinadora de emergencia de Caritas Hellas (Caritas Grecia).

Más de 14.000 personas se quedaron bloqueadas el 9 de marzo en Idomeni. Foto por Maurizio Jovovich

Más de 14.000 personas se quedaron bloqueadas el 9 de marzo en Idomeni. Foto por Maurizio Jovovich

En Idomeni, Caritas ha incremendo el número de baños químicos y la distribución de la ayuda, como ropa, zapatos y pañales, y proporciona alimentos adicionales allí y en el puerto del Pireo y Victoria Square en Atenas.

En otros lugares, a lo largo de la ruta europea, el endurecimiento de las fronteras podría significar refugiados y los migrantes enviados de vuelta, tras el largo viaje que acaban de hacer. Esta inversión del flujo se sumaría a la miseria, y números que crecen en los puntos de tránsito.

Ya hay un grupo de unas 600 personas que fueron rechazadas de Croacia y Eslovenia, y ahora se ha quedado atascados en Presevo, en la frontera entre Serbia y Macedonia, y cientos más atrapados en Belgrado y en el paso fronterizo con Croacia.

Mujdah es una niña de 15 años de edad, procedente de Kabul. Ella está viajando con su madre y su hermano. La familia está por ahora en el campamento de Presevo, donde fueron devueltos de la frontera de Serbia con Croacia: “Dado que nuestro padre solía trabajar para el ejército de Afganistán, éramos un blanco fácil. Nuestro hermano mayor fue secuestrado por militantes fundamentalistas “, nos cuenta. “La situación se hizo insoportable, así que decidimos salir de Afganistán a pie y hemos viajado un mes y medio para llegar a Grecia”.

A medida que el flujo de inmigrantes en Eslovenia disminuye, Caritas se ha visto menos involucrada en las actividades de los campamentos de tránsito: “Nos estamos centrando en la integración, debido al aumento del número de solicitantes de asilo, en las últimas semanas”, dice Danilo Jesenik, de Caritas Eslovenia. “Estamos administrando tres casas de integración de familias inmigrantes”.

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