Niños en un campamento de refugiados del Darfur, en el que Caritas facilita ayuda a la agricultura. Annie Bungeroth/Caritas
“Tenemos un plan mundial para la alimentación familiar”, dice Joseph Cornelius Donnelly, delegado de Caritas Internationalis ante la ONU en Nueva York. Él estuvo hablando la semana pasada, durante el seminario de Caritas sobre el derecho a la alimentación, que tuvo lugar en dicha sede de la ONU.
Estamos aquí, como defensores humanitarios, determinados a retar a la comunidad internacional sobre el derecho a la alimentación, de manera que podamos erradicar al hambre antes del 2025: “Los gobiernos deben dar una paso adelante y sobre la mesa vacía deben poner algo que sea sostenible para sus ciudadanos”, indica Donelly.
El seminario, que formaba parte de un encuentro mayor de la ONU que reunió a 4000 personas en Nueva York, quería desafiar a los responsables de los compromisos nacionales e iniciativas de incidencia para erradicar el hambre.
Y mientras Caritas sigue ayudando a la gente que necesita comida, también pide a los gobiernos que incrementen y mantengan los compromisos asumidos para terminar con el hambre: “El derecho a la alimentación ‘lleva años en los libros”, sin embargo, se le ha dedicado muy poca atención a este relevante desafío mundial”, dice el Sr. Donnelly.
El personal de Caritas de India, Brasil, GB, Zimbabue y otros países compartieron sus experiencias en comunidades en las que el hambre es endémica. Los panelistas abordaron la vulnerabilidad extrema de los agricultores, las mujeres y los jóvenes que viven en la pobreza.
“En un momento tienes algo; pero al día siguiente no tienes nada”, esa fue una frase común a muchos. Con frecuencia, los hambrientos viven en condiciones de conflicto y violencia, constante injusticia y devastadora incertidumbre. Todos los reunidos concordaron que la crisis mundial de alimentos de 2008, más que ningún otro factor, abrió una ventana sobre el problema.
“Como gente de fe, con una conciencia respecto a nuestras hermanas y hermanos, ¿qué estamos haciendo nosotros para ayudarles?” dice Dadirai Chickwengo, de Zimbabue, y que trabaja en el área de incidencia y divulgación de Caritas para convencer a los gobiernos a anteponer las personas a las empresas.
El equipo de Caritas en la sede de la ONU de Nueva York.
El Dr. VR Haridas, un agricultor experto de Caritas India, indicó que no todos los cambios son automáticamente buenos: “Ha llegado el momento de poner mayor atención y comprender de dónde proceden los alimentos, qué necesitamos para cultivarlos y lo que deben comer las personas para crecer sanas. Ha llegado el momento de incluir el cambio climático entre nuestras preocupaciones y vincularlo a la alimentación y el hambre”, dice él.
“La juventud es constructora, tiene energías y posibilidades. Hemos de formar parte de esa fuerza de crecimiento y restauración de nuestras comunidades” dice Leon Patrick, de
Caritas Brazil, que evidenció que hay millones de jóvenes sin empleo en Brasil: “Tenemos que ver las oportunidades”, concluye Patrick.
Caritas ha lanzado una gran campaña sobre este asunto, basándose en los índices intolerables del hambre en todo el mundo. La campaña mundial “Una sola familia humana, alimentos para todos” que quiere terminar con el hambre en el mundo antes del 2025, comenzó en diciembre de 2013 con el apoyo del Papa Francisco.
“Es una esperanza primordial que el derecho a una alimentación adecuada y nutritiva sea accesible a todos, sin excepciones” dijo el Papa. “Tenemos que hacer que nuestra voz sea como un rugido que llega desde abajo, que hable por tanta gente y diga a los gobiernos que sean responsables de sus promesas. Juntos somos más”.