“Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad”, 1 Juan 3,18
Caritas Filipinas (NASSA) ha puesto su corazón y su alma en acompañar a las comunidades más pobres de entre las pobres, ante el desafío de la pandemia mundial de la COVID-19. Según el gobierno nacional, hay más de 100 millones de filipinos muy afectados por el cierre forzoso debido al coronavirus.
En una respuesta creativa a las restricciones del distanciamiento social y el bloqueo, que ha obligado al personal de Caritas a quedarse en sus casas, Caritas ha establecido “Puestos de bondad” en las comunidades de treinta diócesis de Filipinas.
Con las siguientes indicaciones: “Tome lo que necesite, deje algo para los demás y dé lo pueda”, Caritas quiere propagar “ondas de esperanza” que impregnen las comunidades en estos momentos tan difíciles.
Foto for Caritas Filipinas
Julián, un anciano de Sorsogon, llegó al “Puesto de la bondad” de su pueblo más de dos semanas después de que se estableciera. Estaba muy indeciso porque creía no estar “cualificado” para utilizarlo. Estuvo esperando mucho fuera e hizo muchas preguntas a todos los que salían del puesto.
Cuando sintió que estaba listo, volvió a su casa, se subió a un cocotero y regresó al puesto de la bondad con varios cocos deliciosos para compartir.
“Sólo soy un pobre campesino”, le dijo al personal de Caritas. “A menudo dependo de la gente que me da comida. Esta es la única vez que he sentido que soy importante y que también tengo algo que compartir, aunque sólo sean algunos cocos”.
El Padre Edwin Gariguez, secretario ejecutivo de NASSA/Caritas Filipinas, dice que hay que crear iniciativas comunitarias porque las operaciones de las organizaciones humanitarias están paralizadas a causa del cierre.
“Tenemos que descentralizar la prestación de la asistencia”, afirma el padre Gariguez. “Tenemos que movilizar a las comunidades para ayudar a los miembros más necesitados y vulnerables”.
Caritas Filipinas también está dedicando esfuerzos a proporcionar bolsas de alimentos y kits de higiene a las familias pobres y ofrece su solidaridad a los trabajadores en primera línea, como los voluntarios, el personal médico, los repartidores, el personal de seguridad y otros héroes anónimos, bailando al son de esta canción.
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