Un año de guerra en Ucrania: Caritas Rumanía, asistencia y refugio tras la desesperación

El paso fronterizo de Ucrania a Rumanía fue la luz al final del túnel para Iryna, su hija, su cuñada y sus dos hijas, que escapaban de la guerra. Iryna Pysarenko (31 años) es una madre de Drushkovka, en la región ucraniana de Donetsk. Llegó a Rumanía el 4 de abril de 2022, con su hija de 6 años y la hermana de su marido, que tiene dos niñas en edad preescolar. Iryna nos contó, en nuestro primer encuentro en CICRO (Centro de Información y Asesoramiento de Caritas para los Refugiados en Oradea), que la decisión de abandonar Ucrania fue urgente y difícil, sobre todo porque su marido tuvo que quedarse allí y ella estaba embarazada del segundo hijo de la familia. Recogió algo de ropa en una mochila, los documentos, una suma de dinero que tenía en casa y el juguete favorito de su hija de 6 años. Luego salieron de su casa para llegar a la frontera con Rumania. En cuanto llegaron, decenas de voluntarios y empleados de distintas instituciones rumenas les ayudaron con: comida, un lugar donde dormir e información sobre dónde podían encontrar asistencia.

Recibieron comida y ropa. Iryna y su cuñada eligieron quedarse en el condado de Bihor, en la zona occidental de Rumanía. Alojada inicialmente en un pueblo del condado de Bihor, Iryna se trasladó a la ciudad de Oradea para tener un acceso más fácil a los servicios sociales. Allí conoció Caritas y CICRO y solicitó nuestra ayuda, el 25 de julio de 2022. Ella estaba embarazada de 30 semanas cuando se puso en contacto con nosotros. La falta de un alojamiento permanente, la falta de un médico de familia y un ginecólogo que pudieran hacer un seguimiento de su embarazo y la inestabilidad emocional de Iryna eran prioridades para el asistente social.

Encontramos un apartamento financiado a través de los programas gubernamentales para refugiados de Ucrania, que ofrecía una vivienda decente, limpia y espaciosa. También conseguimos inscribir a la familia con un médico de familia, algo que sigue siendo un reto para la mayoría de los refugiados, debido a las cargas administrativas. El 26 de julio de 2022, concertamos una cita y acompañamos a Iryna a la unidad de maternidad para la revisión médica periódica del embarazo. La traductora de CICRO tradujo el diálogo entre el ginecólogo e Iryna para evaluar mejor la situación y para que ella recibiera las aclaraciones que posteriormente le aportaron la tranquilidad que necesitaba. En Ucrania, ha trabajado como enfermera en un centro de rehabilitación para personas con discapacidad en su ciudad natal, por lo que tiene conocimientos médicos. Junto con el médico de cabecera, superamos otros obstáculos administrativos e inscribimos a su familia en el Seguro de Enfermedad del condado de Bihor para que pudieran acceder a los servicios médicos. Elyzaveta, la hija de Iryna, participó en las actividades de nuestro centro para niños en la escuela de verano de CICRO y se integró en el grupo infantil del centro. Desde otoño, también participa en programas educativos.

Durante una reevaluación de su situación, nos sonrió y nos dijo con el rostro radiante que mantiene el contacto con su familia “en casa” y que su marido está deseando abrazar a sus hijas.

Al preguntarle cuál es su opinión sobre CICRO, recibí una respuesta que nos honra y nos motiva, además de capacitar a Caritas para cuidar, con profesionalidad, la fragilidad de las almas que se esconden tras las tímidas sonrisas y los abrazos de gratitud que solemos recibir: “Expresamos nuestra profunda gratitud al centro de Caritas. Aquí di a luz a mi bebé. El personal del centro me ayudó a reunir los documentos y completar la inscripción médica. Gracias por la oportunidad de la escolarización con un programa completo. Mi hija mayor va al colegio, ha empezado primaria, como lo haría en Ucrania”.