Ha pasado ya un mes desde que el 6 de febrero dos fuertes terremotos sacudieran Turquía y el noroeste de Siria. Desde entonces, los esfuerzos de respuesta de emergencia de Caritas sobre el terreno han sido dirigidos por organizaciones locales en Anatolia, en Turquía, y en las ciudades sirias de Alepo y Lattakia.
Sólo en Turquía, se estima que 44.200 personas han perdido la vida y otras 108.300 están heridas. Las autoridades turcas informan de que unos 164.300 edificios se han derrumbado o están gravemente dañados, en 11 provincias de todo el país.
Giulia Longo, miembro del personal de Caritas que trabaja en Turquía.
Giulia Longo, miembro del personal de Caritas que trabaja en Turquía, afirma: “Ha sido un mes muy difícil y terrible. Este sufrimiento y esta tragedia han afectado personalmente a todo nuestro personal. Algunos de nosotros hemos perdido nuestras casas, nuestros amigos, nuestras iglesias, otros siguen durmiendo en sus coches. Sin embargo, cada día decidimos levantarnos y tomar este dolor como combustible para un cambio en el que creemos, un cambio que es la misión de Caritas, ayudar siempre a los últimos y a los olvidados, incluso dentro de esta tragedia”. También señaló cómo el personal y los voluntarios de Caritas han sentido el calor de sus compañeros de Caritas de diferentes ciudades, que han venido a apoyar su labor en Anatolia.
Desde la mañana del terremoto, Caritas ha estado trabajando en Anatolia sin descanso, para ofrecer a las personas afectadas suministros críticos, como material de refugios de emergencia, mantas, kits de higiene, suministros médicos, alimentos y utensilios de cocina. El mes pasado comenzaron las actividades de apoyo a la educación en la diócesis local y en tiendas de campaña. “Cada día decenas de personas llaman a las puertas de la diócesis pidiendo ayuda… Hacemos todo lo posible por seguir manteniendo un espíritu caritativo. Nos sentimos apoyados por la solidaridad de todos, en estos trágicos momentos que han afectado profundamente a nuestras vidas”, declaró un cooperante de Caritas en Anatolia. En Mersin, la Iglesia católica ha habilitado un centro en el que se alojan actualmente 80 desplazados internos, afectados por el terremoto.
En febrero, representantes de Caritas de diferentes países participaron en una reunión en la nunciatura apostólica en Turquía, con la participación del nuncio, el arzobispo Marek Solczyński, y el arzobispo Claudio Gugerotti, Prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales, con el fin de discutir la importancia del apoyo internacional a las iniciativas humanitarias en el país.
Distribución de alimentos en Mersin.
Durante la primera semana de febrero, también se estableció una línea telefónica del Centro de Escucha para ofrecer apoyo y asistencia. “Hay muchas, demasiadas personas olvidadas incluso en este drama. Intentamos visitar a las familias, especialmente a las olvidadas y aisladas. Escuchando sus necesidades intentamos ayudarles y estar juntos ante esta tragedia. El otro día, por ejemplo, además de alimentos y necesidades básicas, un niño nos pidió porque él y sus hermanas lo habían perdido todo”, dijo un voluntario de Caritas en Anatolia.
Como consecuencia de los fuertes seísmos y las réplicas, miles de familias han quedado desplazadas y sin hogar. En la vecina Siria, una mujer le dijo a un voluntario de Caritas: “El arquitecto nos dijo que evacuáramos inmediatamente. Las paredes no se cayeron pero tenían grandes grietas. Nos dijeron que otro terremoto destruiría la casa y podría dañar a los niños, así que salimos para protegerlos”.
Caritas, en Alepo y Lattakia, está distribuyendo cestas de alimentos, agua, kits de higiene, colchones y mantas, bufandas, zapatos y juguetes en una serie de refugios temporales, establecidos en las zonas afectadas del país, para ayudar a cubrir las necesidades básicas de las personas que necesitan ayuda humanitaria. Antes de esta catástrofe natural, unos 15,3 millones de personas en Siria ya necesitaban ayuda humanitaria debido al conflicto y a los disturbios políticos que sufre el país desde 2011.
Hasta la fecha, se ha informado de que al menos 5900 personas han muerto y 10.900 han resultado heridas en Siria, como consecuencia de los terremotos y las réplicas.