Desde la escalada de violencia del 7 de octubre de 2023, Gaza ha perdido al menos a 3800 personas, y otras 12.900 han resultado heridas. Numerosos residentes se han visto obligados a buscar refugio en hospitales, instalaciones de la UNRWA e iglesias. La escasez de electricidad, agua y alimentos, especialmente en los hospitales, ha agravado la crisis humanitaria.
“¿Sabes lo que deseo en este momento? Si las circunstancias dictan que debo hacer frente a las
consecuencias de esta guerra, espero ser el primero de los miembros de mi familia en morir, evitándome el dolor de verlos sufrir”. Esto fue transmitido por un miembro del equipo de Caritas Jerusalén Gaza a un compañero de la sede central de Caritas Jerusalén, durante una llamada telefónica.
Muchos habitantes de la Franja de Gaza viven con miedo y desesperación al ser testigos de la muerte y destrucción de sus seres queridos y sus hogares.
Hablando con una doctora que trabaja para Caritas en Gaza, conocimos de primera mano su experiencia, que ilustra vívidamente el coste personal que ha tenido este conflicto. Ella, junto con su marido y sus hijos, se vieron obligados a huir de su casa para evitar el inminente asalto. Aunque al principio nos dijo que se encontraba bien, al final rompió a llorar. Mientras que ella y su pequeña familia fueron evacuados, su padre, su madre y su hermano se negaron a marcharse y permanecieron en el norte. Tomaron esta decisión en un intento de dividirse en dos grupos, con la esperanza de evitar un escenario en el que todos ellos pudieran verse afectados por un único bombardeo. Abandonó su hogar sin saber si volvería a ver a los demás miembros de su familia, lo que pone de relieve las desgarradoras decisiones que los habitantes de Gaza se ven obligados a tomar en estas circunstancias extraordinariamente difíciles.
Hace unos días, el Hospital Baptista Al-Ahli de Gaza fue alcanzado por un misil, cobrándose trágicamente las vidas de equipos médicos, pacientes, niños y adultos vulnerables desplazados que buscaban refugio entre los muros del hospital. El incidente es un sombrío recordatorio de la dura realidad a la que se enfrentan los civiles no combatientes de Gaza.
Anoche, en un giro desgarrador de los acontecimientos, la sala adyacente a la iglesia de San Porfirio de Gaza, que ofrecía refugio a 411 personas, fue alcanzada por un bombardeo. Entre las personas refugiadas había 5 miembros del personal de Caritas Jerusalén, junto con sus familias. Dentro de la sala, un total de 83 personas buscaron seguridad. Trágicamente, Viola, una técnica de laboratorio de Caritas Jerusalén, de 26 años, perdió la vida junto a su hijo pequeño y su marido. Además, la hermana de Viola y sus dos hijos también se encontraban entre las víctimas.
Por el momento, el balance es de 17 muertos y decenas de heridos. Lamentablemente, se
teme que estas cifras aumentarán. La iglesia no era sólo un lugar de culto, sino también un centro de ayuda que ofrecía alimentos, ropa y asistencia médica a los desplazados y otros grupos vulnerables. Como Caritas Jerusalén, expresamos nuestro dolor e indignación por la tragedia que se cebó con estas personas inocentes.
Ante los desgarradores acontecimientos del actual conflicto entre Israel y Hamás, seguimos aferrados a la esperanza de que se restablezca la paz en Tierra Santa. Como Caritas Jerusalén, nuestra misión sigue siendo inquebrantable. Caritas Jerusalén se ha comprometido a ofrecer apoyo y socorro a quienes padecen dificultades inimaginables, y nuestra visión es de paz, compasión y unidad.
Esperamos que los corredores humanitarios se abran pronto para poder distribuir alimentos y medicinas a los civiles que los necesitan desesperadamente. Nuestros pensamientos y oraciones están con todos los afectados por este conflicto en curso. Seguimos dedicados a nuestra misión, pidiendo el fin de la violencia y buscando una solución justa y duradera para la población de Gaza y de la región.
Crédito: Caritas Jerusalem
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