Énfasis en la industria pesquera en la Jornada de oración contra la trata de seres humanos hacemos

La Jornada internacional de oración y reflexión contra la trata de seres humanos es el 8 de febrero (festividad de Santa Bakhita, una mujer sudanesa que fue vendida como esclava, abusada y posteriormente liberada). Este día especial nos une para orar por las víctimas y mostrarles a los supervivientes que no están solos. Para conmemorar el día, consideramos la explotación en el Mar de la China Meridional.

Los mariscos capturados en el Mar de la China Meridional van a parar a los platos de europeos y norteamericanos. Foto: Caritas

Esclavos pesqueros de Myanmar

«Trabajábamos turnos de 21 horas sin descanso», dijo So Aung. «Físicamente era muy duro. Sacábamos las redes, poníamos el pescado en las cestas y lo llevábamos a los contenedores».

So Aung y su primo, Nan Lu, trabajaron durante tres años y cuatro meses en un barco pesquero en las aguas cercanas a la costa de Indonesia. Originarios de Myanmar, los jóvenes fueron traficados a través de Tailandia para trabajar en la industria pesquera.

La creciente demanda de pescado y las prácticas laborales mal reguladas han puesto a muchos jóvenes en riesgo de sufrir abusos incluyendo golpizas, trabajo no remunerado y sin poder abandonar sus barcos.

La pesca a grandes distancias en barcos como el de So Aung y Nan Lu implican permanecer en el mar durante meses, ocultando los abusos. «Algunos no pudieron soportar el agotamiento. Algunos murieron a bordo», dijo So Aung.

Más de 40 millones de personas están atrapadas en la esclavitud en todos los continentes. La práctica genera la asombrosa cifra de 150.000 millones de dólares al año para los traficantes – una media de 3.722 USD por víctima (OIT). El problema es especialmente pronunciado en el Mar de la China Meridional.

Los captadores necesitan grandes cantidades de trabajadores migrantes para saciar la demanda de mano de obra barata en los barcos pesqueros. Los pasan por diferentes fronteras sin los documentos legales necesarios, terminan soportando condiciones de esclavitud y tienen pocas posibilidades de obtener ayuda y escapar.

«Muchos jóvenes no tienen oportunidades de trabajo en Myanmar. No tienen acceso a educación. Es por ello por lo que hay mucha explotación que conduce a la trata de personas para la servidumbre doméstica, la pesca y la construcción», dice la Hna. Jane Nway Ei, que coordina programas contra la trata de personas de Caritas y la Iglesia en Myanmar.

«Myanmar no es un buen lugar para ganar dinero. Creímos que como marineros podíamos ganar mucho más», dijo So Aung. Un intermediario en Myanmar prometió enviarles a sus familias 240$ al mes, mucho más de lo que podían ganar vendiendo productos alimenticios básicos en los mercados en Yangon.

Los primos dejaron la capital de Myanmar en 2012 para ir en busca de trabajo en el extranjero. «El intermediario nos envió a Tailandia en donde estuvimos una semana. Cuando llegamos nos dieron pasaportes, pero los nombres eran falsos. Luego fuimos a Indonesia a trabajar en un barco», dijo.

El barco encallaba cada cuatro meses, pero hombres armados les impedían escapar. Además, no tenían pasaportes. A sus familias no les pagaban por el trabajo. «Temíamos que no nos fueran a liberar nunca. Creíamos que íbamos a morir como esclavos en ese barco», dijo Nan Lu.

Un equipo de periodistas reveló el caso y las autoridades organizaron la liberación de los cautivos en la isla indonesia. Mil hombres en total. «Ahora le hablamos a la gente del peligro de trabajar en las pesqueras», dice Nan Lu.

«Es muy importante ser consciente. Hemos creado grupos comunitarios de vigilancia y grupos juveniles para educar a la gente sobre los peligros de la inmigración insegura y la trata de seres humanos», dice la Hna. Jane Nway Nway Ei de Caritas. «Además de apoyarlos mediante préstamos para pequeñas empresas para que se queden en Myanmar».

So Aung y su primo Nan Lu trabajaron sin remuneración durante tres años y cuatro meses en un barco pesquero en las aguas cercanas a la costa de Indonesia, en condiciones terribles. Foto: Patrick Nicholson/Caritas

«Recordemos y comprometámonos a proteger a los, frecuentemente olvidados, marineros y pescadores, muchos de los cuales son migrantes engañados y obligados a realizar trabajo forzoso en la industria pesquera comercial internacional», dice Olga Zhyvytsya, encargada de incidencia en Caritas Internationalis.

Este año se celebran las negociaciones internacionales para un marco para la migración segura, legal y ordenada, el llamado Pacto Mundial sobre Migración.

Caritas y COATNET piden que los migrantes tengan rutas legales y seguras y que no se les empuje a tomar opciones riesgosas de inmigración irregular que los exponen a la explotación y el abuso y a convertirse en presas de los traficantes de seres humanos. «Siguiendo la campaña sobre migración de Caritas, compartamos el viaje con los migrantes, dándoles la oportunidad de desplazarse con dignidad y en condiciones seguras», dice Olga Zhyvytsya.

Visite también la página web: www.preghieracontrotratta.org. El 12 de febrero habrá una audiencia pública con el Papa Francisco dedicada a esta jornada.

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