“LOS NIÑOS AÑORAN SU PAÍS Y YO TAMBIÉN”, DICE LA MAESTRA DEL CLUB DE ADAPTACIÓN UCRANIANO GESTIONADO POR CARITAS

Más de 300.000 refugiados ucranianos ya han encontrado asilo en la República Checa. El 40% de ellos son menores. Pero muchos de ellos no van a centros educativos porque no hay plazas suficientes para ellos. Por ello, Caritas República Checa ha creado el club de la Juventud de Caritas para menores ucranianos, que actualmente cuenta con 14 niños.

 

Las plazas se agotan rápidamente

La guerra en Ucrania ya ha desplazado de sus hogares a más de 11 millones de personas. Unos 300.000 refugiados permanecen ahora en la República Checa y el 40 % de ellos son menores. Sin embargo, la capacidad de los centros educativos se está llenando rápidamente. Hay más de 1000 niños registrados en el distrito de Praga-1 que no van a la guardería ni a la escuela, porque no quedan plazas para ellos.

Por eso, a mediados de abril, nuestro Departamento de Educación para el Desarrollo Mundial decidió crear un grupo de adaptación de la Juventud de Caritas para menores ucranianos, en el edificio principal de Caritas República Checa. “De momento, tenemos 14 menores inscritos en el club, que es el máximo absoluto. Es menos que una gota en el océano, pero hacemos lo que podemos”, dice Kateryna, la profesora del grupo.  Kateryna, originaria de Odesa, en el sur de Ucrania, llegó a la República Checa hace dos meses, cuando huyó de la invasión rusa con su madre y su hija de seis años. Su marido se quedó en Ucrania.

Hablamos de emociones y aprendemos checo

El Club de la Juventud de Caritas está pensado principalmente para menores de edad preescolar; el miembro más joven tiene dos años y la mayor, ocho. “El primer día fue un reto… Los niños no veían la hora de volver a jugar por fin con sus compañeros. Pero establecimos normas y rutinas. Nuestro club está abierto de 8 a 2. Por la mañana, solemos salir a pasear. Después de comer, jugamos dentro y aprendemos checo”, dice Kateryna. La comida para los niños la proporciona Caritas República Checa a través de la llamada de Caritas para Ucrania.

Kateryna, que se comunica con los niños en su lengua materna, está acompañada por uno o dos voluntarios que hablan checo con los niños. Gracias a ellos, los niños ucranianos aprenden la lengua local. “El ambiente cambia cada día. Nos centramos mucho en las emociones. Los niños que tenemos aquí han pasado por momentos difíciles. Algunos vinieron de ciudades bombardeadas. Por eso hablamos mucho de emociones y les asignamos colores”, explica Kateryna.

 

Todos echamos de menos nuestro hogar

Kateryna hizo una larga pausa cuando le preguntamos cuánto tiempo duraría el club dela Juventud de Caritas. “Depende de la situación en Ucrania. Hace unos días, me di cuenta de que una de las chicas estaba triste. Fui a verla para saber qué le pasaba. Me dijo que echaba de menos su casa y que quería volver a Ucrania. En ese momento pensé que yo sentía lo mismo”, nos cuenta cómo se sienten los niños ante esta difícil situación. Kateryna espera que todos puedan volver a casa en verano.

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