Mensaje desde Siria sobre la Jornada Mundial de la Paz

 Horia, 73 años de Homs, Siria, vive con su hija discapacitada y nietos en Jordania. Crédito: Isabel Corthier / Caritas Bélgica


Horia, 73 años de Homs, Siria, vive con su hija discapacitada y nietos en Jordania. Crédito: Isabel Corthier / Caritas Bélgica

A principios Mensaje desde Siria sobre la Jornada Mundial de la Paz de 2016 Caritas Internationalis lanzará una campaña global de 12 meses de duración por la paz en Siria. El objetivo de la campaña es movilizar a millones de partidarios de todo el mundo para llamar al fin de la guerra que comenzó hace cinco años y que ha destruido Siria, desestabilizado la región y causado una de las mayores crisis de refugiados de la era moderna.

Caritas ha sido testigo durante años de una destrucción carente de sentido en Siria; en palabras del Papa Francisco: “Cuánto sufrimiento, cuánta devastación, cuánta pena ha acarreado el uso de las armas en el martirizado país desde el comienzo de la guerra, especialmente entre la población civil e inerme”.

El 1 de enero de 2016, el Presidente de Caritas Siria y Obispo de Alepo, Antoine Audo, dijo: “¡No queremos dinero, queremos paz! Sí a la paz como condición para la vida”.

Este mensaje del Presidente de Caritas Siria coincide con la celebración anual en la Iglesia Católica de la Jornada Mundial de la Paz.

En su mensaje de este año, el Papa Francisco escribe: “la indiferencia, y la despreocupación que se deriva, constituyen una grave falta al deber que tiene cada persona de contribuir, en la medida de sus capacidades y del papel que desempeña en la sociedad, al bien común, de modo particular a la paz, que es uno de los bienes más preciosos de la humanidad”.

Concretamente respecto a la situación en Siria, el Obispo Audo expresa:

“Los líderes mundiales deben reconocer que no hay una solución militar en Siria, sino que dicha solución ha de venir del ámbito político. La comunidad internacional debe apoyar las conversaciones de paz con vistas a la conformación de un gobierno de unidad nacional que surja del propio país de Siria”.

“La comunidad internacional debe cesar de suministrar armamento a los grupos armados en Siria con el pretexto de dotar de armas a la oposición moderada”.

“Tanto la guerra como la paz en Siria se encuentran sin duda en la manos de las grandes potencias. Sin embargo, todos podemos contribuir a la consecución de la paz aquí. Ante todo, debemos desear sinceramente que haya paz y tener la convicción de que ésta es posible. Para ello, debemos escuchar a la población siria, que únicamente desea vivir en paz”.

“En cinco años, Siria ha pasado de ser un país hermoso y autosuficiente, rico en recursos humanos, a ser un lugar en el que la población siria se ha convertido en esclava de las principales potencias mundiales y de ciertas regiones como Irán y Arabia Saudí. Siria ha sido destruida, ensuciada y despojada de su belleza”.

“Ahora somos un país pobre. Hemos perdido a nuestros médicos, ingenieros, líderes industriales, colectivo empresarial, titulados y mano de obra cualificada. Todos han acabado siendo pobres, tanto material como moralmente, debido a la violencia y al extremismo religioso”.

“La identidad de Siria como país no sólo se define por sus 5 años de guerra, sino por sus 3000 años de civilización, de vida en común y de cooperación entre las personas de distintos orígenes. En el pasado, Siria era fuerte y hermosa y, teniendo en cuenta la historia del país, es a esa belleza y fortaleza de vida a lo que aspiramos para el futuro”.

La comunidad internacional debe respaldar las negociaciones que involucren a todas las partes de la región, sin establecer condiciones previas. El primer paso debe ser un alto el fuego significativo, con promesas concretas hechas por cada una de las partes. La paz debe surgir de la propia región y no ser impuesta desde fuera.

La comunidad internacional debe organizar las finanzas para garantizar la reconstrucción y el desarrollo, al mismo tiempo que cumple con sus responsabilidades inmediatas para ofrecer la ayuda humanitaria que mantiene con vida a millones de personas a día de hoy.

Mientras recibimos a los refugiados con el respeto y la dignidad que merecen, debemos trabajar por una Siria a la que puedan regresar algún día.

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