Las presiones insoportables que sufren los pueblos rurales tradicionales de la Amazonía han llevado a un gran número de personas a emigrar a las ciudades. Las zonas urbanas albergan actualmente entre el 70% y el 80% de la población de la región amazónica y muchas personas viven allí en condiciones de gran vulnerabilidad.
La Caritas de la archidiócesis de Manaus les está ayudando a hacer frente a los retos de la vida urbana, a comprender sus derechos y a conservar su patrimonio indígena.
“Realmente yo no quiero que los niños pierdan el contacto con sus raíces”, dice Claudia, profesora del centro cultural Wakenai Anumarehit, apoyado por Caritas en el Parque das Tribos de Manaus, que fue el primer asentamiento índigena de la ciudad.
Claudia, que es de la tribu baré, se inscribió en la universidad a los 36 años para poder abrir un centro de enseñanza de la cultura y lengua indígenas:
“Los problemas eran enormes, sobre todo por la falta de escuelas en las cercanías. Veía a los niños dando vueltas sin rumbo y sentí que tenía que hacer algo por ellos”.
Su otra motivación era personal. Su hijo Tomás anunció un día que quería dejar de ser indígena, porque así sus compañeros de clase dejarían de intimidarlo. Ella quería que se sintiera orgulloso de ser quien era.
Este año, el barrio de Claudia comenzó su propio festival cultural y a sus alumnos les encantaba participar en danzas, rituales, música, comidas y artesanías indígenas.
“Nuestra unidad como pueblos indígenas del Parque das Tribos nos ha dado a todos fuerza”, declara Claudia. “No vamos a esperar a que las instituciones públicas nos ayuden. Lo hacemos nosotros mismos”.
En el extremo oriental de Manaus, Caritas ayuda a la maestra Omaida, que trabaja con niños de origen tikuna, la tribu más grande de la Amazonía brasileña. “Abrimos nuestro centro hace 16 años”, explica, “para proteger nuestra cultura, música y arte indígenas”.
Sus estudiantes aprenden idiomas, canciones y artesanías. Sus familias preparan y venden artesanía tradicional tikuna y adornos rituales: tocados de plumas y collares de cuentas. Caritas los está ayudando a encontrar un espacio comercial y trabaja junto a su asociación comunitaria para exigir sus derechos a la atención de la salud, la educación, una vivienda digna y empleos.
En toda la región amazónica, los pueblos tradicionales están tratando de encontrar un modo de vida sostenible y conservar su identidad, ya sea resistiendo en la selva tropical o intentando una nueva existencia en la ciudad. La red Caritas está constantemente buscando nuevas formas de apoyarlos y servirlos, por lo que damos la bienvenida al Sínodo, que dirige la mirada del mundo hacia su futuro y hacia nuestro destino humano común. Como dice el Cardenal Pedro Barreto de REPAM:
“Cuidar la Amazonía es cuidar a la humanidad”.
Los obispos de Brasil nos han enviado un poderoso mensaje a todos nosotros, para que actuemos antes de que sea demasiado tarde:
“Es hora de hablar, escuchar y actuar para proteger la Amazonía, su ecología y sus pueblos tradicionales e indígenas, nuestros hermanos y hermanas. Si no nos comprometemos con esta prioridad, sufriremos una pérdida irreparable”.