Por Aloysius John, Secretario General de Caritas Internationalis
El desafío de vivir con dignidad en tiempos de la COVID-19
En 2019, más de 33,4 millones de personas se vieron obligadas a tomar el duro camino del exilio en 145 países. Víctimas de la violencia, el miedo y, sobre todo, de un sistema injusto, se han visto obligadas a abandonar sus hogares por un destino desconocido, en el que tendrán que afrontar dificultades, dolor, angustia y trauma. Las mujeres, los niños y los ancianos son los más afectados. Uniéndose así a los cientos de millones de refugiados de todo el mundo.
Najibeh y su familia emigraron de Afganistán a Grecia en busca de atención médica para su esposo ciego. Foto de Caritas Hellas.
En ocasión de este Día Mundial del Refugiado, ¿cómo puede la comunidad internacional hacer oídos sordos al clamor de estos refugiados y desplazados que sufren? Para muchos, en todo el mundo, estas personas no tienen rostro, ni historia: son sólo números o noticias que miran brevemente en un periódico o escucha en TV. Rara vez nos interesan sus historias de sufrimientos no contados, de dolor constante y, sobre todo, las historias de deshumanización de estas personas que viven en condiciones precarias.
La COVID-19 nos ha enseñado una importante lección, la necesidad de la solidaridad mundial para luchar contra todo lo que afecte a la humanidad. Este año, el 2020, debe llevarnos a una nueva forma de responder a los refugiados y a su difícil situación. Como comunidad internacional, la humanidad ha sabido organizarse contra la pandemia. De la misma manera, existe la urgente necesidad de recibir a los refugiados con empatía y solidaridad y de abordar las causas fundamentales del fenómeno, desarrollando un sistema económico justo que les garantice igualdad de oportunidades.
Esta jornada dedicada al refugiado nos recuerda nuestro papel y nuestra responsabilidad hacia nuestro prójimo, que se ha visto desarraigado de su hogar, su cultura, su familia y su hábitat y está padeciendo esta trágica y dolorosa situación. Por ejemplo, el pueblo rohingya, esos millares de personas que han abandonado sus hogares para trasladarse al país vecino donde, a pesar de la predisposición del gobierno de Bangladesh a recibirlos, están expuestos a condiciones de gran vulnerabilidad y hoy también a la pandemia de la COVID- 19. Y hay millones como ellos en otras partes del mundo.
Como Caritas Internationalis, nuestro principal objetivo es fomentar la hermandad a través de la atención y el amor por los más vulnerables, y los refugiados están entre ellos. Pedimos a nuestros líderes políticos que tomen decisiones valientes, para salvaguardar a los refugiados, en particular a los que son víctimas de todo tipo de abusos, en diferentes rincones del mundo. Son personas con dignidad, valores y derechos y es deber de todos nosotros recibirlos con los brazos abiertos y asegurarnos de que vivan con dignidad.
Como Caritas Internationalis, estamos cotidianamente en estrecho contacto con los sufrimientos de los refugiados y queremos que nuestros líderes políticos adopten las siguientes medidas valientes y audaces:
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Asegurarse de que se establezcan políticas que contribuyan a recibir a los refugiados de manera digna y segura;
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Garantizar a los refugiados sus necesidades básicas como la alimentación, el agua y la atención sanitaria, permitiéndoles así vivir una vida digna;
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Ofrecer a los refugiados y desplazados internos acceso a condiciones de vida seguras, especialmente en esta época de pandemia.