
El Santo Padre nos recuerda que la Cuaresma es tiempo de esperanza. Es esta esperanza, que alimentamos juntos, la que nos ayuda a creer que "la historia no termina con nuestros errores, nuestra violencia e injusticia, o el pecado que crucifica el Amor. Significa recibir, desde el corazón abierto de Jesús, el perdón del Padre".