Caritas trabaja a marchas forzadas para dar cobijo a los refugiados rohingya antes de la temporada de los monzones, tras un devastador incendio

Caritas Bangladesh ha lanzado la alarma sobre la seguridad de los rohinyga, en vista de la temporada de los monzones. Menos de un mes después de que se registrara un enorme incendio, que arrasó el mayor campamento de refugiados del mundo. El balance fue que 15 personas murieron y se destruyendo los refugios y propiedades de más de 48.000 personas (10.176 familias). Ahora es necesario proporcionar un refugio apropiado a las personas que viven en el campamento.

Otras 10.000 estructuras, como letrinas, instalaciones sanitarias, instalaciones comunitarias y mezquitas, resultaron dañadas en el incendio. Todo ello ha generado una necesidad urgente de alimentos, refugio de emergencia, agua y saneamiento y apoyo para la protección de un total de 92.000 personas afectadas.

“Es una carrera contra el tiempo para ayudar a las personas a construir refugios lo suficientemente resistentes como para soportar los vientos huracanados y las lluvias torrenciales, que llegarán en los próximos días. Este es el mayor incendio que se ha producido en un campamento rohingya y la compleja situación está cambiando rápidamente”, afirma Inmanuel Chayan Biswas, portavoz del programa rohingya de Caritas Bangladesh.

Casi 1,1 millones de refugiados rohingya se encuentran ahora en campamentos de Bangladesh. La próxima temporada de monzones puede significar serios riesgos de inundaciones y deslizamientos de tierra, que dañarán los refugios, arrastrarán los caminos, dañarán los sistemas de saneamiento y amenazarán la frágil existencia de los refugiados. La amenaza meteorológica se sumará a las dificultades de la población desplazada, que desde hace años se enfrenta a situaciones de vida o muerte, tanto en Myanmar como en los campamentos.

Caritas Bangladesh staff are responding to a massive fire in a Rohingya camp.

Foto de Caritas Bangladesh/Saidul

“Caritas, junto con la Organización Internacional para las Migraciones, ha estado ayudando a reconstruir los refugios improvisados, inmediatamente después del incendio. Hasta la fecha, casi 650 familias han recibido asistencia para construir sus alojamientos, con apoyo técnico necesario. Hemos facilitado los materiales necesarios para garantizar el acceso inmediato al agua y al saneamiento.”

El Sr. Biswas afirma que la ferocidad y el alcance del incendio de marzo y el aumento de los incendios en los campamentos han tensado las relaciones con la población bangladesí de acogida cercana y han dado al traste con gran parte del trabajo de acercamiento a la comunidad rohingya.

Según él, la clave está en encontrar una solución a largo plazo para la existencia temporal de los rohingya: “Bangladesh, como país en desarrollo, no puede hacer esto solo, a menos que la comunidad internacional se presente con el apoyo político necesario para iniciar un proceso de repatriación pacífica. A medida que el proceso de repatriación se retrasa, el sufrimiento de los rohingya aumenta”.

Desde septiembre de 2017, una media de 300.000 refugiados rohinygas han sido atendidos cada año por los programas que Caritas lleva a cabo en los campamentos, para ayudar a quienes han huido de la persecución en Myanmar a refugiarse en Bangladesh. Además de proporcionar refugio, agua y saneamiento, Caritas ofrece apoyo con artículos no alimentarios, actividades educativas, programas de reducción del riesgo de catástrofes, programas de dinero por trabajo y actividades de protección para garantizar la seguridad de mujeres y niños.

Photo by Caritas Bangladesh/Al Imran

Foto de Caritas Bangladesh/Al Imran

El Sr. Biswas dice que el mayor impacto del incendio en el mega-campamento de Kutupalong es en el estado mental de las mujeres y los niños. Su seguridad se ha visto comprometida, ya que han estado viviendo en casas improvisadas desde el incendio. La población, ya de por sí vulnerable, se enfrenta ahora a los traumas existentes por su experiencia como refugiados, más la angustia de que se produzcan otros incendios.

“Mi familia lo perdió todo a causa del incendio. No nos sentimos seguros en absoluto dentro del campamento, especialmente por la noche”, dice Minuara Begum, que ha recibido ayuda de Caritas, al igual que otras 125 familias de la comunidad de acogida que vive dentro del campamento.

“Con la ayuda en efectivo que he recibido hoy, compraré una lona y otros artículos que nos ayudarán a reparar nuestro refugio para poder vivir en él”.

El Sr. Biswas afirma que la pandemia de COVID-19 y los recurrentes cierres anunciados por el gobierno de Bangladesh suponen severas restricciones a las actividades del campamento y al movimiento del personal. Los casos están aumentando a un ritmo alarmante en Bangladesh y las condiciones de inestabilidad y hacinamiento en los campamentos fomentan el riesgo de infección.

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