Ahora, como enfoque único, Caritas está ayudando a las comunidades a elaborar sus propios planes para poder resistir mejor en el futuro a las catástrofes naturales, construyendo de nuevo pero mejor, tras el paso de Haiyan.
Desafortunadamente, más que crear las condiciones para una “globalización del espíritu” para que podamos vivir en un estado de coexistencia pacífica y fraternidad, estamos experimentando cada vez más una “globalización de la indiferencia”.
A punto de cumplirse un mes de la tragedia, se han realizado muchos esfuerzos para restablecer la vida normal. El ambiente de emergencia está desapareciendo poco a poco y las preocupaciones relacionadas con la rehabilitación se están convirtiendo en el foco de atención.
En muchos otros países, demasiados, tanto europeos como no europeos, los menores siguen siendo detenidos por el simple hecho de pedir protección internacional o por estar en el territorio sin autorización.
Un día, mientras yo estaba vendiendo naranjas, en mi ciudad natal, Benin, en Nigeria, una mujer se me acercó y me preguntó lo que hacía. Le dije que ganaba un poco de dinero para poderme pagar la matrícula de un curso de arte.
Aashif* tiene 21 años, no es exactamente un menor inmigrante pero es muy joven para estar enfrentándose a lo que se está enfrentando. Viajó de Bangladesh a Libia, desde donde quería entrar en Italia.
El secretario general de Caritas, Michel Roy, ha participado en un debate de estudio para discutir la violencia sexual en zonas de conflicto.
Los Balcanes han sido testigos de catastróficas escenas mientras las fuertes lluvias causaban inundaciones generalizadas por toda la región. Casas, carreteras, cultivos y puentes fueron arrasados por el agua en cuestión de días. En Serbia y Bosnia-Herzegovina fueron evacuadas 150.000 personas.
La Caritas Serbia y Bosnia Herzegovina está distribuyendo ayuda alimentaria y artículos para la higiene personal a los damnificados por las devastadoras inundaciones que han azotado todo el sureste de Europa.
Mujeres que se criaron pasando hambre están trabajando por todo el mundo para asegurar que sus hijos tengan suficiente para comer. En muchos países pobres, las mujeres están uniéndose para luchar contra el hambre.