El conflicto en Siria ha entrado ya en su octavo año y sigue teniendo un impacto devastador en millones de vidas, casi 12 millones de persones necesitan ayuda urgentemente.
Caritas Siria está tratando a diario con la crisis, apoyando a aquellos que sufren como consecuencia de la violencia persistente y brindando ayuda vital. Muchos de nuestros empleados y voluntarios también son desplazados.
Siria es ahora la mayor crisis de desplazamiento en el mundo desde la II Guerra Mundial. Más de la mitad de la población antes del conflicto ha sido desplazada por la fuerza. Alrededor de 6 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares en Siria y casi la mitad de ellas están en áreas sitiadas o de difícil acceso.
Siria sigue siendo la mayor crisis humanitaria en el mundo, con la mitad de todos los sirios expulsados de sus hogares. Crédito: Hanan Bali / Caritas
Rabee Zarife, 15, se trasladó a Damasco con su familia cuando estalló la violencia en su aldea, en las afueras de la capital. Su padre murió cuando un proyectil de mortero alcanzó su tienda. Rabee logró sobrevivir, pero perdió las piernas en el ataque.
«Yo estaba en el suelo con mucho dolor, sin saber lo que me había ocurrido, cuando escuché la voz de mi padre: ‘Rabee, no te mueras, aguanta y vive’. Mi padre murió al llegar al hospital. Mi corazón también dejó de latir y creyeron que estaba muerto. Una enfermera me cubrió la cara, pero se dio cuenta de que moví levemente la mano. Me empezaron a dar choques eléctricos de nuevo y volví a la vida. Obedecí a mi padre y me mantuve vivo, pero no tenía piernas».
Un equipo de Caritas Siria conoció a Rabee en el hospital en Damasco inmediatamente después del accidente y le empezó a dar a la familia comida, ropa, medicamentos y apoyo psicológico, así como equipamiento médico para Rabee (silla de ruedas, andador, muletas). Los empleados de Caritas también trabajaron con otras organizaciones benéficas para ayudar a Rabee a obtener piernas prostéticas.
Rabee Zarife lost his father in a bomb blast and was himself seriously injured. Credit: Caritas Syria
«El año pasado, Rabee siempre necesitaba ayuda con todo», recuerda su madre. «Se desplazaba como un bebé, gateaba y me seguía por el apartamento, como si tuviera dos años. Se me partía el corazón cada vez que veía que le faltaban las piernas, pero no puedo describir la alegría que sentí al verlo de pie y practicando con sus prótesis, tratando de volver a ser independiente. Significa mucho para mí».
Tras siete años de guerra, los niveles de pobreza en Siria son muy altos. Se calcula que aproximadamente seis de cada 10 sirios viven en la pobreza extrema y no pueden comprar alimentos básicos.
Nessrine, que vive en Hassakeh, no se podía permitir comprar fórmula infantil en polvo para sus gemelas. Desde que nacieron les estuvo dando leche animal y esto afectó su crecimiento. Su salud se deterioró y la madre estaba muy preocupada.
Las gemelas de Nessrine se recuperaron bien y recibieron apoyo de Caritas en Hassakeh. Crédito: Caritas Siria
«Al principio, cuando lloraban de hambre, sus gritos llenaban el barrio», dijo Nessrine. «Después de alimentarlas con leche animal se debilitaron mucho y su llanto apenas se escuchaba». Cuando Nessrine contactó con Caritas, nuestro equipo de Hassakeh ayudó a derivarla a un médico que le empezó a dar mensualmente fórmula infantil.
Hace poco, nuestro equipo la visitó para ver cómo estaban las niñas. Han ganado peso y su salud ha mejorado considerablemente. «Sin la ayuda de Caritas hubiera perdido a mis hijas o nos hubiéramos tenido que endeudar para comprar leche y recibir tratamiento. Les agradezco de todo corazón por haber salvado las vidas de mis niñas», dijo.
Khaled, 45, vive en una habitación en uno de los barrios pobres de Lattakia tras haber huido de Alepo con su familia. «Tuvimos que huir de Alepo porque la situación ahí era muy difícil. Llegamos a Lattakia en una situación muy mala, psicológica y mentalmente, y con problemas de salud», dijo. «No podíamos encontrar dónde vivir, excepto una minúscula habitación bajo las escaleras de un edificio. Lamentablemente, no tenía ni una ventana por donde pudiera entrar un poco de aire fresco o luz durante el día». Caritas les dio ayuda para el alquiler, lo que le permitió a la familia buscar un mejor apartamento en una mejor área, en donde puedan tener luz solar durante el día. «Caritas es la luz que volvió a entrar en nuestras vidas», dijo Khaled.
Caritas proporciona ayuda que cubre el alquiler, las necesidades de la vida cotidiana esencial, como alimentos, calefacción, agua y ropa, educación, salud, trabajo y asesoramiento. Crédito: Patrick Nicholson / Caritas
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, 57 por ciento de los hospitales públicos de Siria han sufrido daños y 37 por ciento han dejado de funcionar. La industria farmacéutica ha quedado diezmada y los gastos médicos han aumentado dramáticamente. Recibir tratamiento y medicamentos se ha convertido en un lujo para muchas familias en Siria.
Abu Malek, 75, vive en una tienda de campaña con su esposa y están pasando apuros para conseguir las medicinas que necesitan. «Somos viejos y tenemos que comprar medicinas todos los meses, los más difícil es encontrar una forma para poder comprarlas, porque apenas podemos permitirnos comer todos los días», dijo.
Caritas Homs inscribió a Abu Malek y a su esposa en un proyecto médico. Le ofreció gafas y medicamentos cada mes. «No sé cómo agradecerles por su ayuda», dijo. «El fin de mes era un gran problema para nosotros porque, para entonces, nuestro suministro de medicinas casi se había terminado. Ahora ya no tenemos que preocuparnos de eso».
El número de personas afectadas gravemente por la crisis en Siria sigue aumentando mientras el conflicto continúa. Sin embargo, para Caritas, las estadísticas tienen rostros. Estos son Rabbe, que está aprendiendo a caminar de nuevo; Abu Malek, que ahora puede comprar medicinas, y Nessrine, que ahora les puede dar la fórmula a sus hijas.